UN HOMBRE CON GAFAS DE PASTA, de Jordi Casanovas

Un-Hombre-con-gafas-de-Pasta-Olga-Aficionarts(Esta crítica fue publicada en la web de cultura Notodo.com con motivo del reestreno de Un hombre con gafas de pasta en La pensión de las pulgas de Madrid, que ahora reponen en la misma sala. Para más información podéis hacer clic aquí y ver la reseña en la web de Notodo.)

UN HOMBRE CON GAFAS DE PASTA. Beware the gafapastas
Crítica por Miguel Gabaldón

Una reunión de amigos. Una cena. Una crisis sentimental. Un nuevo invitado para animar a la anfitriona. Éste es el comienzo de Un hombre con gafas de pasta de Jordi Casanovas. Un espectáculo que acoge uno de los especiales salones de La pensión de las pulgas. Y lo que empieza como una comedia, casi como una película de Woody Allen, con su personaje algo neurótico e inseguro y esos amigos que deciden echarle una mano (que se ve venir será una mano al cuello) acaba transmutando en un ejercicio mucho más complejo, metáfora de los vampiros intelectuales (mucho más peligrosos que los brilli brilli de Crepúsculo).

Casanovas levanta un texto fresco y divertidísimo, con una dirección dinámica y ejemplares interpretaciones. El escenario de La pensión de las pulgas es además perfecto para este fin, aportando la realidad y cotidianeidad que busca como presentación. Sin embargo poco a poco la experiencia se irá intensificando (no voy a spoilear, porque merece la pena vivir la experiencia) hasta acabar con una vuelta de tuerca (de tono y género) absolutamente sorprendente que sin embargo encaja completamente con la propuesta de Casanovas. Un ejercicio de estilo en el que el autor catalán demuestra un vistoso dominio de la dramaturgia para elaborar una reflexión sobre los peligros de la postmodernidad, el postureo intelectual y los gafapastas criticones y succionadores de energía (hay otros gafapastas inofensivos, todo sea dicho, que no se puede generalizar).

Los cuatro intérpretes además están que se salen. Empezando por José Luis Alcobendas, ese hombre con gafas de pasta, magnífico en su solemne caricatura de este espécimen tan reconocible. Fantástico (la verdad es que es uno de los papeles en los que más le he visto disfrutar). Markos Marín es Oscar, un genial acólito fascinado por el pomposo poder del intelecto de palo. Olga Rodríguez llena de energía y simpatía, es la pareja del anterior y amiga íntima de la protagonista. E Inge Martín es Aina, esa protagonista y anfitriona que acaba de romper con su novio. Una fémina de apariencia frágil pero mucho más que interesante. Esta actriz se erige en un personaje maravilloso que te dan ganas de llevarte a casa. Los cuatro consiguen una estampa absolutamente reconocible y natural, cualquier cena con amigos en la que nosotros mismos podríamos estar incluidos.

Un hombre con gafas de pasta es una de las joyitas de la temporada. Absolutamente recomendable tanto para disfrutar de unas interpretaciones fantásticas como de un originalísimo texto. Para los amantes de las misceláneas sin complejos. Y mucho cuidadito con los hombres con gafas de pasta que andan por ahí: no dejéis que os quiten las ganas de ver esta genial propuesta.

M.G.