LA CORTESÍA DE ESPAÑA, dirigida Josep María Mestres


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(Esta crítica fue publicada en la web de cultura Notodo.com con motivo del estreno de La cortesía de España en el Matadero de Madrid. Para más información podéis hacer clic aquí y ver la reseña en la web de Notodo.)

LA CORTESÍA DE ESPAÑA. Demasiada cortesía
Crítica por Miguel Gabaldón

La cortesía de España se subitula Comedia Famosa. Curioso el asunto, al tratarse de una de las más desconocidas obras del famosérrimo Lope de Vega. El caso es que este texto del Fénix de los ingenios es el último escogido por la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, que en este caso abandona su útero materno, el Teatro Pavón (donde se está representando La vida es sueño) para colarse en el vientre de alquiler del Matadero.

Josep Maria Mestres dirige este Lope en versión de Laila Ripoll sacando jugo estético al texto, con una acción que va desde Venecia hasta Toledo pasando por Génova u Orgaz. La historia versa sobre celos, amores, honores, huídas y equívocos varios. El irónico texto se refiere a la imposibilidad de alcanzar la felicidad de un caballero español que antepone su famosa cortesía nacional a todo, incluso a riesgo de perder a su enamorada. Mestres sitúa la acción en un escenario de dos niveles que permite rápidos cambios apoyados por unas magníficas y plásticas proyecciones también a dos niveles. Las actuaciones de la Joven Compañía son dignas de elogio, ya que le ponen una energía y ganas contagiosas (como siempre, por otra parte). Brillan con luz especial los defensores de los personajes protagonistas: la fantástica Lucrecia de Natalia Huarte (qué difícil es lo que consigue esta chica, recitar los versos con la verdad con la que lo hace) el caballeroso Don Juan de Francesco Carril y la Leonarda de Júlia Barceló.

Sin embargo este texto, no llega a enganchar del todo. No puedo evitar pensar que tal vez si no es conocido, es por algo (por muy de Lope de Vega que sea y comedia famosa que se subtitule). Estos enredos no resultan lo suficientemente divertidos ni interesantes como para levantar un espectáculo entero alrededor suyo, y a la postre se hace algo largo. Hay momentos hilarantes, eso sí, con las frases que Don Juan lanza defendiendo su condición («Soy español, y el amparar las damas desde la cuna lo aprendemos»). Pero es que además (sobre todo en la primera parte) me despista profundamente la contraposición de tonos que aparecen, desde la comedia pura y dura hasta una escena tan dura (y puramente dramática en este caso) como la del bosque, demasiado seguidas y sin transiciones que valgan ni solución de continuidad. El caso es que esta cortesía española es un espectáculo correcto y sobre todo interesante por las interpretaciones de su joven elenco, pero que tampoco pasará a la historia. Y “Aquí la comedia acaba, llamada para serviros, La cortesía de España”.

M.G.

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