EL GATO MONTÉS o la ópera patria

 

 

 

CRÍTICA

El Teatro de la zarzueal ha estrenado esta ópera en tres actos de Penella, uno de los clásicos de la lírica española, que narra los amores de l gitanilla Soleá con dos hombres enfrentados por su «queré»: el torero Juanillo y el bandolero al que llaman «El gato montés». Todo acabará como el rosario de la aurora, como es de esperar y como mandan los cánones. Cánones con los que la puesta de José Carlos Plaza es bastante respetuoso. Plaza elabora una puesta en escena minimalista y funcional que durante la segunda parte de la obra se torna espectacular (dentro de unos límites como digo en los que impera la parquedad de decorados) y que funciona muy bien. La iluminación, tenebrosa y absolutamente magnífica en el famosísimo Pasodoble, es muy efectiva (y efectista). Las coreografías a cargo de Cristina Hoyos podrían alargarse sin problema ya que dan dinamismo al espectáculo y se echa en falta que se les diera algo más de juego, la verdad. La orquesta dirigida por Cristóbal Soler hace una labora magnífica y suena maravillosamente, jugando a la perfección con las voces de los cantantes, entre los que destacan el gato Ángel Ódena con una potentísima capacidad torácica y la espectacular Soleá de la soprano Saioa Hernández (reparto de la función a la que asistí, ya que rota con otro elenco).

Momentos a destacar, la aparición de la plaza de toros con una onerosa mancha de sangre en la fachada, escenario realmente sencillo (la imagen de la plaza se elabora simplemente con unos ventanucos en perspectiva sobre un panel) pero tremendamente efectivo. Así también es espectacular esa máscara religiosa que desciende en los momentos que transcurren en la capilla. Y el número más espectacular de todos, el ya comentado Pasodoble español, con el coro a ambos lados de la puerta de la plaza en la que un capote hace figuras al ritmo de los compases mientras las mujeres juegan con los abanicos y la iluminación juega con la penumbra y claroscuros apoyada por un telón traslúcido que provoca una atmósfera de irrealidad y tenebrismo.

Un espectáculo interesante, a pesar de que la primera parte se haga algo pesada, remontando sin problemas en la segunda, y que merece la pena para los amantes de la lírica ya que se trata de una pieza fundamental del repertorio patrio (no olvidemos que esta ópera ha sido interpretada por figuras nacionales de la talla de Montserrat Caballé, Teresa Berganza o Plácido Domingo).

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

EL GATO MONTÉS

Duración aproximada del espectáculo: 2:30 h

Ópera en tres actos y cinco cuadros
Música y libreto de Manuel Penella

Estrenada en el Teatro Principal de Valencia,
el 23 de Febrero de 1917

Revisión a cargo de Miguel Roa
(Editorial de Música Española Contemporánea, 1991)

Nueva Producción del Teatro de la Zarzuela

Dirección musical: Cristóbal Soler (17, 18, 19, 22, 23, 24, 25 de febrero y 7, 8, 9, 10 y 11 de marzo) y Oliver Díaz (26, 29, 1, 2, 3 y 4 de marzo).
Dirección de escena: José Carlos Plaza
Escenografía e Iluminación: Paco Leal
Figurines: Pedro Moreno
Coreografía: Cristina Hoyos

Reparto: Ángeles Blancas (17, 19, 23, 25, 29 de febrero y 2, 4, 8 y 10 de marzo), Saioa Hernández(18, 22, 24, 26, 1, 3, 7, 9 y 11), Andeka Gorrotxategui (17, 19, 23, 25, 29, 2, 4, 8 y 10), Ricardo Bernal (18, 22, 24, 26, 1, 3, 7, 9 y 11), Ángel Ódena (17, 19, 23, 25, 29, 2, 4, 8 y 10), José Julián Frontal (18, 22, 24, 26, 1, 3, 7, 9 y 11), Enrique Baquerizo (17, 19, 23, 24, 25, 29, 2, 3, 4, 7, 9 y 10),Rubén Amoretti (18, 22, 26, 1, 8 y 11), Luis Cansino (17, 19, 23, 25, 29, 2, 4, 8 y 10) y Arturo Pastor (18, 22, 24, 26, 1, 3, 7, 9 y 11), entre otros.

Orquesta de la Comunidad de Madrid
Titular del Teatro de la Zarzuela

Coro del Teatro de la Zarzuela
Director: Antonio Fauró

FECHA DE LA REPRESENTACIÓN A LA QUE ALUDE LA CRÍTICA:

22/02/2012

MADAME BOVARY (dirigida por Magüi Mira) o la insatisfacción crónica

 

Antes de nada, comentar que si no se ha visto ya la obra o leído el libro y no se quiere saber el final de la historia, mejor no seguir leyendo ya existe un spoiler en esta reseña, ya que creo que es significativo para su elaboración.

CRÍTICA

«Aquel horrible sabor a tinta continuaba». Esta es una de las frases de la novela de Gustave Flaubert «Madame Bovary». Y una frase vital para la comprensión de la novela. Es el veneno que Emma toma al final de la historia el que sabe a tinta. La tinta que recuerda a aquellos libros románticos con los que está obsesionada. Que la llevan a una insatisacción extrema y crónica hasta el final de sus consecuencias. «Madame Bovary» es ante todo una crítica desaforada al romanticismo vacuo imperante en la época. Y Emma es una víctima. Sin más ni menos.

En esta adaptación libre de Emilio Hernández este punto se obvia, y es una de las razones por las cuales no me llega a convencer el espectáculo. Así Emma se transforma en una inconformista, una mujer con ansias de libertad que equivoca su camino, como muy bien dice la directora. Pero no se llegan a entender bien los motivos por los que hace lo que hace. Falta ese punto importantísimo. Sí, se ve leyendo a Emma filosofía y se sabe que está absorbida por la lectura. Pero es decisivo saber que es ese tipo de lectura, que fomenta esa ensoñación desenfrenada, por la que Emma tiene obsesión.

Dejando eso aparte, la dirección de Magüi Mira (actriz a la que por otra parte admiro, todavía tengo grabada a fuego su interpretación en «Escenas de un matrimonio») es digna, a pesar de que la puesta en escena abuse de la música. Y es una pena, porque las composiciones son preciosas, pero dado un momento llegan a saturar por repetitivas. Y no está equilibrado el volumen con respecto a las voces (unos de los grandes fallos del montaje). En cuanto a la escenografía, el azul invade el escenario y una red de alfombras inunda el suelo en un decorado sencillo que no permanece durante el trascurso del espectáculo pero que funciona bastante bien. Y en cuanto a los actores, Ana Torrent es una Emma Bovary muy solvente y lleva el peso de la obra con corrección y Juan Fernández está magnífico como su esposo Carlos, todo afecto y desorientación al no saber cómo hacer feliz a su mujer. Armando del Río es adecuado (sobre todo a nivel de presencia) como ese donjuan que destroza a Emma, Y Fernando Ramallo se queda corto y no llega a convencer (llegando a ser algo ridículo en ocasiones) como el intelectual con el que Emma tiene tanto en común.

 

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

REPARTO

Emma Bovary Ana Torrent

Carlos Bovary Juan Fernández

Rodolfo Armando Del Río

Leon Fernando Ramallo

CUADRO ARTÍSTICO TÉCNICO

Versión teatral Emilio Hernández

Diseño de iluminación José Manuel Guerra

Música original David San José

Diseño de vestuario Helena Sanchís

Realización de vestuario Cornejo

Comunicación y prensa Publiescena – Nico García

Diseño gráfico David Sueiro

Fotografías David Ruano

Ayudante de dirección Hugo Nieto

Jefe técnico David P. Arnedo

Jefe de producción Raúl Fraile

Productor Jesús Cimarro

Dirección Magüi Mira

 

TEATRO BELLAS ARTES DE MADRID

Fecha de la representación a la que alude la crítica:

05/02/2012

 

 

JOE BONAMASSA EN CONCIERTO, las cuerdas de la maestría

CRÍTICA

El concierto del jueves de Joe Bonamassa fue lo que se considera una cita ineludible para los amantes del blues, el rock y la buena música en general. Un concierto brutal y sencillamente espectacular. El neoyorquino está considerado como uno de los mejores guitarristas de la actualidad. Y desde luego no es para menos. Su destreza con las cuerdas es para dejar con la boca abierta en más de una ocasión (no hay más que ver el solo de guitarra española que se marcó durante…diez minutos? quince? más…?). Joe Bonamassa llega a transmitir con su guitarra lo que muchos no consiguen ni con su voz o una banda entera. En ocasiones parece que, más que tocarla, está haciendo el amor con ella. Ofreciendo así un concierto que puso los pelos de punta en mas de una vez, perfectamente equilibrado, en el que momentos más tranquilos (como ese fantástico tema que es Sloe Gin) dejaban paso a arrebatos que podían despertar a un muerto. Además no hay que olvidar la banda que le acompañaba en esta ocasión: el bajista Carmine Rojas, el teclista Rick Melick y, ante todo, el batería Tal Bergman, un prodigio con las baquetas que aportó momentos memorables (y en ocasiones incluso bastante cómicos). Asimismo el diseño de iluminación acompañaba a la perfección la maestría de la banda en un continuo cambio (como había también un continuo cambio de guitarras hasta llegar a a perder la cuenta) que ayudaba a que las dos horas y media que duró en concierto pasaran en un suspiro, incluyendo algunos bises y sorpresas como la versión del «Like a bird on a wire» de Leonard Cohen. Sin duda un concierto memorable. Si podéis ir a un concierto de Joe Bonamassa en alguna ocasión, no lo dudéis ni un instante, porque merece muchísimo la pena.

PALACIO MUNICIPAL DE CONGRESOS DE MADRID

23/02/2012

FOLLIES, nostalgia y lentejuelas

 

 

Para leer la crítica sobre el espectáculo “Follies” que se representa en el Teatro Español de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

http://www.notodo.com/escena/musical/3221_follies_teatro_espaol_madrid.html

Mario Gas dirige Follies en el Teatro Español, un amargo musical de Stephen Sondheim

Unas fantasmagóricas coristas, bellísimas proyecciones, invaden el escenario y se deslizan sobre un teatro que dentro de poco pasará a ser sólo recuerdo mientras la orquesta toca el prólogo de este Follies que se ha estrenado en el Teatro Español de Madrid. Un espectáculo que crea una de ésas que podrían llamarse noches mágicas, llenas de música, lentejuelas y actuaciones memorables. Un musical magnífico, nostálgico y evocador. El director Mario Gas tiene querencia por Stephen Sondheim, del cual ya había adaptado, por poner un par de ejemplos, la elegante A little night music y la fantástica y macabra Sweeney Todd (sin duda una de los mejores musicales que se han representado en nuestro país). Y ahora se atreve con otra de sus piezas maestras. Con música y letras de Sondheim y libreto de James Goldman, Follies, es un musical melancólico sobre el paso del tiempo y las ilusiones perdidas o recuperadas. Un espectáculo crepuscular.

El antiguo dueño de un teatro de variedades, Dimitri Weissmann (interpretado en un acto auto-referencial por el propio Mario Gas), decide reunir a todas las viejas glorias de sus espectáculos en una primera y última velada antes de que desaparezca el edificio, que va a ser convertido en un parking. Esa noche será la ocasión perfecta para el recuerdo, y en especial para el reencuentro de dos parejas sin contacto desde los tiempos de su juventud y que equivocaron sus caminos. Casi 40 actores en escena, una orquesta de 20 músicos dirigidos por Pep Pladellorens, una escenografía fantástica, como el vestuario y la iluminación, y más de 20 canciones de Sondheim que son una auténtica gozada hacen de Follies un espectáculo especial. Porque además Follies no es un musical al uso, empezando por su estructura. La primera parte se basa en las interrelaciones entre todas las antiguas glorias de las varietés, cada una con su actuación correspondiente, y el desarrollo de la historia de las dos parejas. Y la segunda parte se convierte en un espectáculo de variedades en toda regla, con múltiples cambios de escenario, plumas y lentejuelas, dinamismo y dolor, en lo que podríamos llamar un espectáculo de varietés mental de los cuatro protagonistas. Los conflictos se llevan a escena en números independientes y sin diálogos (los follies de cada uno de los personajes), en magníficos shows musicales.

Follies es un musical divertido en momentos, pero también, y básicamente, amargo. El hecho de que la mayoría de los actores (menos los protagonistas de los flashbacks y el coro) sobrepasen los cincuenta años, ya marca una diferencia. Se perciben las heridas vitales sobre sus rostros. Y es que además el reparto es excepcional. Vicky Peña y Muntsa Rius vuelven a coincidir después de sus magníficas actuaciones en Sweeney Todd, y demuestran cómo se debe hacer esto del musical. Peña, que interpreta a la amarga Phyllis, es sin duda una personalidad absolutamente imprescindible dentro de la escena española, y lo demuestra con antológicos momentos como ese ¿Podría dejarte? (Could I leave you?), acidísima canción donde saca toda su artillería pesada y deja al público impactado. Muntsa Rius interpreta a la ingenua Sally, con una voz maravillosa y momentos que ponen los pelos como escarpias, por ejemplo ese Pensando en ti (Losing my mind), canción bellísima con una escenografía espectacular, una melacólica y neblinosa noche bajo los letreros luminosos de la gran ciudad. Pep Molina interpreta a su marido, Buddy, simpatético personaje que tiene su momento álgido en el cómicamente trágico Buddy’s Blues. Y el último de los protagonistas, pero no menos importante, Carlos Hipólito como Benjamin, el triunfador y desencantado marido de Phyllis. Una revelación para el mundo del musical. Su perfecta y natural actuación, el color de su voz y ese tránsito a las partes cantadas, que realiza como si fuera lo más sencillo del mundo, le hace un candidato a tener en cuenta para convertirse en protagonista de muchos más espectáculos de este género.

Pero el resto del reparto no se queda atrás: Linda Mirabal y su operística voz, una irreconocible y espectacular Mónica López, la potentísima Teresa Vallicrosa (también presente en aquel Sweeney Todd), el tenor Josep Ruiz o los cómicos Mamen García y Lorenzo Valverde. Todos tienen su momento de gloria. Aunque entre estos secundarios brillan con luz propia la maravillosa Asunción Balaguer, que con sus 86 años canta, baila y ha dejado de ser sólo la viuda de Paco Rabal para vivir un renacimiento digno de alabanza. Y por supuesto, esa apuesta que ha sido la reaparición en escena de Massiel, con un personaje que, reconozcámoslo, le sienta como un guante. Ahora mismo se hace difícil pensar en otra figura que cuadre tanto, inclusive a nivel personal, con Carlotta Campion. Una triple amenaza, según sus propias palabras, porque ha trabajado en cine, teatro y televisión, que entona ese himno a la supervivencia que es Aquí estoy (I’m still here). Fantástica. Asimismo defienden a la perfección sus personajes Marta Capel, Diego Rodríguez, Julia Möller y Ángel Ruizencarnando a los cuatro protagonistas en su juventud, con los que se establece un juego de flashbacks muy bien dosificado.

Follies no es un musical intrascendente. No es entretenimiento sin más. Es una historia amarga, aunque por otro lado también con puntos vitalistas, contada con música. Así como un sentido homenaje al mundo de la revista y los espectáculos clásicos, con regusto a compositores como Irving Berlin y Cole Porter. Con lo cual si lo que se espera son números musicales con coreografías imposibles, se saldrá decepcionado. Aunque no esté exento de momentos bellísimos con el elenco de bailarines y coro. Pero si lo que se busca es un espectáculo inteligente, humano, una reflexión sobre los caminos que no se han tomado, se abandonará la sala emocionado. Es más, la primera parte no tiene un solo cambio de escenario y puede resultar algo lenta si no se entra en esta historia crepuscular. Es el segundo acto donde se concentra la mayor parte del show, escenográficamente hablando. Aunque qué más show se puede pedir que poder ver este plantel de actores y (especialmente) actrices juntos sobre las tablas interpretando los temas de Sondheim. Que comience el espectáculo.

Follies
+ INFO

 

Nombre del montaje: Follies

Disciplina: Musical

Director: Mario Gas

Autor: Stephen Sondheim y James Goldman

Adaptaci�n: Roser Batalla y Roger Peña

Reparto: Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius, Pep Molina, Massiel, Asunción Balaguer, Linda Mirabal Teresa Vallicrosa, Mónica López…

Dirección musical: Pep Pladellorens
Escenografía: Juan Sanz y Miguel Ángel Coso
Vestuario: Paco Belart
Iluminación: Paco Ariza
Diseño de sonido: Roc Mateu
Video-escena: Álvaro Luna
Coreografías: Aixa Guerra

D�nde: Teatro Español

Direcci�n: Príncipe, 25.  Madrid

Hasta: 21.07

Horario: De martes a sábado 20h.

Precio: De 8 a 30 €.Martes y miércoles 25% de descuento

Venta de entradas: www.telentrada.com

EL MANUAL DE LA BUENA ESPOSA, o cómo saber reírse de los tiempos pasados con estilo


 

CRÍTICA

Tres mujeres interpretan doce textos de seis actores en un fantástico manual para pasar una divertida tarde con la vista puesta en el pasado. Llum Barrera, Natalia Hernández y Mariola Fuentes interpretan fantásticamente todos esos diferentes arquetipos de la mujer española relacionados fundamentalmente con la Sección Femenina, desde 1934 hasta 1977. Sketches de doble fondo, divertidos y críticos a un tiempo, escritos por Miguel del Arco, Yolanda García Serrano, Verónica Fernández, Anna R. Costa, Juan Carlos Rubio y Alfredo Sanzol. Mucho recuerda este Manual a ese “En la luna” de éste último, obra también estructurada en sketches, con cierto aire y estética en común. Y con el que también era imposible para de reír. Porque básicamente este espectáculo es una comedia pura y dura. Y de las buenas. El director Quino Falero logra imprimir un fantástico ritmo a la función, que transcurre en un escenario bastante sencillo, compuesto por una pared empapelada con papel floreado, con una ventana y un par de puertas y algunos elementos más de atrezzo, pero poco más. La iluminación y el fantástico vestuario hacen lo demás (hay que decir que será una delicia para aquellos amantes de la moda “retro”, ya el número de modelitos que utilizan las actrices cambiándose a la velocidad del rayo es tremendo). La estructura, que alterna las escenas con algún que otro número musical, es perfecta, así como su duración. Por no hablar de las tres actrices, que interpretan a las mil maravillas cada uno de esos personajes con una increíble vis cómica. Ya lo sabíamos de Llum Barrera y Mariola Fuentes, pero para mí en particular ha sido una gratísima sorpresa la confirmación de Natalia Hernández como un enorme talento cómico a tener muy en cuenta. Escenas como la de las monjas viendo a las alemanas en la ducha, el programa radiofónico realizado por la mujer tradicional y su cuñada feminista, la exploración ginecológica o esos anuncios en los que se muestra cómo la mujer puede hacer gimnasia mientras limpia la casa son joyas cómicas además realizadas con estilo y buen gusto. Un espectáculo de entretenimiento perfecto y altamente recomendable para evitar el frío de la calle a base de carcajada limpia.

 

 

FICHA ARTÍSTICO-TÉCNICA

Ficha artística:

Llum Barrera

Mariola Fuentes

Natalia Hernández

Ficha técnica:

Dirigida por: Quino Falero

Con textos de: Miguel del Arco, Verónica Fernández, Yolanda García Serrano, Ana R. Costa, Juan Carlos Rubio, Alfredo Sanzol.

Producción: La Zona

Duración: 90 minutos

TEATRO LARA DE MADRID

Fecha de la representación a la que alude la crítica:

04/02/2011

 

FOLLIES, una maravillosa noche de estreno

 

 

Esta noche ha sido el estreno del musical Follies en el Teatro Español de Madrid. Una de ésas que podrían llamarse noches mágicas, llenas primero de ilusión, después de música, lentejuelas, actuaciones memorables y gran espectáculo, para acabar repleta de emoción con un teatro entero puesto en pie y aplaudiendo durante una ovación prolongada durante más de diez minutos. Follies es un musical magnífico, nostálgico y evocador, que merece toda la expectación que ha causado. En breve podréis leer la crítica aquí. Ahora simplemente decir que noches de estreno como éstas, tan especiales, son difíciles de olvidar. Y si incluyen sorpresas (Mario Gas decidió aparecer hoy en el papel del artífice del reeencuentro de todas esas viejas glorias que se unen una vez más sobre el escenario) más todavía. Un triunfo.

 

 

INCREMENTUM, cómo pedir un aumento de sueldo y no morir en el intento

 

Para leer la crítica sobre el espectáculo “Incrementum” que se representa en la Sala Pequeña del Teatro Español de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

http://www.notodo.com/escena/teatro_contemporaneo/3204_incrementum_teatro_espaol_madrid.html

Seis actrices en busca de aumento de sueldo en Incrementum, dirigida por Peris-Mencheta en el Galileo

Un espacio en blanco. Seis sillas de despacho giratorias. Seis actrices y un músico acompañante. Esos son los elementos con los que juega Sergio Peris-Mencheta en Incrementum, adaptación de El aumento, de George Pérec, que vuelve a Madrid, esta vez al Teatro Galileo. Incrementum es un divertimento crítico, un bucle textual y situacional en el que seis actrices conforman un solo ente: un empleado que vuelve una y otra vez al despacho de su jefe de departamento para pedir un aumento. Cada una de ellas posee un carácter y función determinadas: la Propuesta (Lorena Berdún), la Alternativa (Rebeca Ledesma), la Hipótesis Positiva (Ainhoa Aldanondo), la Hipótesis Negativa (Eva Egido), la Elección (María Isasi) y la Conclusión (Marta Aledo). Y se encuentran acompañadas por un discreto maestro de ceremonias y músico que ilustra la acción en determinados momentos (Quique Fernández). Las seis actrices logran establecer una mecánica perfectamente engrasada y de ritmo endemoniado. Una labor bien complicada en el eterno retorno en el que se sumergen paulatinamente pero del que salen completamente victoriosas de la mano del director.

El ex-Al salir de clase, Peris-Mencheta, demuestra que, además de haberse convertido en solvente actor teatral (para muestra el botón del Infierno que compartió junto a Asier Etxeandía dirigido por el visionario Tomaz Pandur), también es un acertado director y adaptador. Incrementum es un espectáculo fresco, divertido y original, a la par que no exento de un ácido componente crítico con respecto al mundo laboral. La idea de utilizar a actrices en vez de actores como protagonistas  es un extra que pretende hacer reflexionar sobre el paradigma del patriarcado moderno que es el universo laboral. Y la cercanía que provoca una sala de las características de ésta del Español hace apreciar cada uno de los múltiples detalles de las expresiones y cambios de estado de ánimo por los que transita el coro de actrices, sin duda alguna el pilar fundamental de la función. Todas avanzan como un solo mecanismo espléndido, salvando el peligro de un espectáculo de estas características, en el cual si falla una podría arrastrar a todas y caer al igual que en un dominó. Pero Peris-Mencheta y sus actrices han conseguido establecer el equilibrio justo en esta dinámica actoral. Las carcajadas se suceden entre el público mientras el absurdo va creciendo con base a las repeticiones del texto, que entra en un bucle surrealista, pero siempre con esa base crítica a las empresas, las condiciones laborales demenciales y los subterfugios que utilizan los directivos para evitar mejorar la vida de sus empleados. Una obra sencilla, lo cual también se agradece, muy efectiva y divertida, que le hace a uno pensar sin poder evitarlo en el ridículo mundo (laboral) en el que vivimos. A ver quién es el valiente que va a pedir después de esto un aumento de sueldo…

+ INFO

Nombre del montaje: Incrementum

Disciplina: Teatro Contemporáneo

Director: Sergio Peris-Mencheta

Autor: George Pérec

Adaptaci�n: Sergio Peris-Mencheta

Reparto: Lorena Berdún, Rebeca Ledesma, Ainhoa Aldanondo, Eva Egido, María Isasi, Marta Aledo, Quique Fernández

Dirección de arte: Antonio Vicente
Coreografía escénica: Lucía Padilla
Composición musical: Quique Fernández
Vestuario: Raúl Amor/ Un burro de cine
Diseño de iluminación: Kiko García
Producción: Nuria-Cruz Moreno y Xabier Murua
Compañía El Barco Pirata

D�nde: Teatro Galileo

Direcci�n: Galileo, 39. Madrid

Hasta: 28.04

Horario: De miércoles a sábado a las 20.30h. Domingos 19h.

Precio: Desde 18 €

Venta de entradas: www.gruposmedia.com

Incrementum

LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE, y es que la sangre parece el abono de tu vida

 

Para leer la crítica sobre el espectáculo “La familia de Pascual Duarte” que se representa en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

http://www.notodo.com/escena/teatro_contemporaneo/3198_la_familia_de_pascual_teatro_fernn_gmez_madrid.html

La familia de Pascual Duarte de Cela sube por primera vez a las tablas del Teatro Fernán Gómez

Pascual Duarte es una historia sobre la España Negra, esa España profunda de violencia, soterrada o expresa, venganzas, rencillas y familias asfixiantes. Pascual Duarte es, en esencia, un hombre bueno. Pero que a causa de ese tan manido concepto del condicionamiento y de la influencia del entorno acaba convertido en un asesino. Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Es el célebre comienzo de la primera novela de Camilo José Cela. Ahora Tomás Gayo como adaptador y productor y Gerardo Malla como director llevan por vez primera a las tablas la obra del Nobel, que después de pasar por varias ciudades españolas llega al Teatro Fernán Gómez de Madrid. Una empresa, todo hay que decirlo, harto complicada. Múltiples penurias suceden a lo largo de la historia: muerte del violento padre al contraer la rabia, fallecimiento de su hermano aún siendo un bebé ahogado en una tinaja de aceite, tormentosa relación de su hermana con un canalla, odio a su madre… Todo hace de Pascual un ser violento e inestable que se ve abocado al derramamiento de sangre continuo y en contra su voluntad. Una sangre, que, como le dice su mujer, parece como el abono de tu vida. Pero lo grande esta historia es que llegamos a comprender a Pascual, y Pascual se erige en víctima antes que en verdugo: me soltaron; me abrieron las puertas; me dejaron indefenso ante todo lo malo.

La familia de Pascual Duarte es una novela difícil de adaptar. Primero por su estructura, al ser un monólogo plasmado en unas memorias, que por otra parte utilizan un lenguaje que no coincidiría con el del propio personaje en la realidad. Y después porque puede llegar a ser complicada la aridez y violencia de la historia para plasmarla sobre un escenario. En cuanto a este punto, hay que decir que en la función falta algo de tensión contenida y hay momentos de violencia explícita que no llegan a resultar del todo convincentes. Hay que alabar, eso sí, la valentía de la propuesta, ya que sólo antes se había adaptado a otro medio no novelístico con anterioridad en la magnífica película de Ricardo Franco por la que José Luis Gómez se llevó el premio de interpretación de Cannes. Allí la narración se beneficiaba del uso de los desolados paisajes. Pero aquí todo sucede en un mismo espacio desnudo a excepción de una cama y algo más de mobiliario con el fondo de una pared de adobe con una ventana.

La apuesta teatral opta por mantener el monólogo, con inclusiones tipo flashback de los diferentes episodios en la vida del protagonista. La integración de ambos elementos es acertada y es bastante respetuosa con respecto a la literalidad del texto. Pero las intenciones a la hora de la dirección de actores no se corresponden, a mi parecer, con ese mensaje que transmite el texto de Cela. Miguel Hermoso, al que hace poco pudimos ver realizando una gran labor en varias de las funciones de La avería de Blanca Portillo, realiza un arduo y exigente trabajo aquí, ya que gran parte del peso de la función recae sobre él. Posee un declamación digna de alabanza, y no lo hace mal en absoluto dentro del registro en el que se le ha situado. Es un enfoque. Pero tal vez no el más apropiado. Y es que Pascual Duarte debería ser un personaje más inestable. Más frágil (a la vez que violento). Más seco. Tal vez más contradictorio. Pero no es así la interpretación de Hermoso. Y esto hace que el personaje cambie, y por ende que cambie la historia. Junto a otro elemento que influye en ello, que es el intento de humanización de la madre de Pascual (interpretada por una, por otra parte, imponente a nivel de presencia escénica Lola Casamayor). Una mujer extremadamente fría y prácticamente insensible en la novela, que aquí se queda un poco a medio gas ya que sigue manteniendo estos rasgos pero con un par de momentos (sutiles, pero que existen) que la humanizan. Algo contraproducente ya que muchos de los comportamientos de Pascual se explican gracias a la existencia de esta madre terrorífica y sin fisuras. Y no es que esté yo a favor de los personajes unidimensionales y maniqueos, todo lo contrario. Pero si se suaviza este personaje, se pierde sentido. Asimismo el cura (interpretado por el mismo Tomás Gayo), no llega a encajar del todo, con momentos que no se tiene muy claro si quieren ser cómicos o simplemente caricaturescos. Por otra parte nos encontramos con otros personajes y actuaciones más redondos, como una Ángeles Martín que va ganando puntos a lo largo de la obra, en el papel de la hermana del protagonista, o una Ana Otero, que interpreta a Lola, la mujer del protagonista, que transmite una humanidad y dulzura que hace que sus momentos con Pascual funcionen a la perfección y se erijan en lo mejor de toda la función. Asimismo el espectáculo logra dejar un buen sabor de boca con una escena final bastante potente que sustituye la más tradicionalista puesta en escena anterior por un momento expresionista que ayuda sobremanera a dotar de mayor fuerza a lo que sucede en escena.

Hay que reconocer que este Pascual Duarte es un positivo acercamiento a esta obra para las nuevas generaciones, que pueden tener oportunidad de ver la representación, además de estudiar y leer la novela. No deja de ser fuerte impresión la lectura de lo escrito por el hombre que quizás a la mayoría se les figure una hiena (como a mí se me figuró también cuando fui llamado a su celda), aunque al llegar al fondo de su alma se pudiese conocer que no otra cosa que un manso cordero, acorralado y asustado por la vida, pasara de ser. Todo intento de acercamiento a esta obra es positivo. Y además parece que esta temporada los institutos van a tener más excursiones de las normales al teatro (no olvidemos la coincidencia con esas Luces de bohemia dirigida por Lluís Homar). Algo que siempre es buena noticia.

+ INFO

Nombre del montaje: La familia de Pascual Duarte

Disciplina: Teatro contemporáneo

Director: Gerardo Malla

Autor: Camilo José Cela

Adaptaci�n: Tomás Gayo

Reparto: Miguel Hermoso, Ana Otero, Ángeles Martín, Lola Casamayor, Tomás Gayo, Lorena do Val, Sergio Pazos, Paco Manzanedo

Iluminación: Jon Aníbal López
Vestuario: Cristina R. del Yerro
Espacio sonoro: César Diéguez
Escenografía: Mundo Prieto
Producción: Tomás Gayo Producciones

D�nde: Teatro Fernán Gómez

Direcci�n: Plaza de Colón, 4. Madrid

Hasta: 04.03

Horario: De martes a sábados 20h. Domingos 19h.

Precio: 18 euros. Martes y miércoles 15 euros

Venta de entradas: www.telentrada.com

LA SONRISA ETRUSCA, protagonizada por Héctor Alterio. El gesto de un gran actor

Para leer la crítica sobre el espectáculo “La sonrisa etrusca” que se representa en el Teatro La Latina de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

http://www.notodo.com/escena/teatro_contemporaneo/3175_la_sonrisa_etrusca_teatro_la_latina_madrid.html

Héctor Alterio llena el escenario de La Latina con La sonrisa etrusca

La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro, es una novela que permanece en el imaginario de muchos lectores, como la Rusca, ese cáncer con nombre de hurona, vive en el interior de Salvatore, el protagonista. Es la historia de un arisco y rudo hombre de un pueblo del sur de Italia, que en el ocaso de sus días va a Milán en contra de su voluntad para que le atiendan los médicos de la metrópoli mientras permanece en casa de su hijo, donde conocerá a su nieto. Un hecho que le removerá por dentro y redireccionará su sentido vital. Es una historia sencilla y directa, profundamente humana y emotiva, sobre una evolución en un momento en el que parece que ya todo está hecho. El espectáculo dirigido por José Carlos Plaza que recala estos días en el Teatro de la Latina de Madrid, y que vuelve a esta ciudad después de haber girado por varias otras de la geografía española, sigue manteniendo esa emotividad aun superando ciertos obstáculos. Uno de los principales, la traslación del papel a la escena de ese personaje fundamental que es Brunettino, el nieto de trece meses, una presencia que la adaptación de Juan Pablo Heras González se ve forzada a reducir, al ser imposible establecer de forma realista sobre las tablas. Aún así se mantiene la esencia de ese vínculo que se crea entre abuelo y nieto, y se comprende a la perfección la narración. De esta manera toma protagonismo la historia del amor ya maduro y más bien platónico entre el protagonista y Hortensia, interpretada por la gran Julieta Serrano, una mujer comprensiva y entregada que conoce a Salvatore en el momento justo de su vida. Aunque la modificación de su primer encuentro (en la novela se conocen porque ella acude a preocuparse por el niño solo e indefenso en su carrito mientras que aquí se conocen en un museo donde Salvatore despliega sus dotes de galán) varía tal vez la esencia del personaje con respecto al original. El resto de personajes eran allí y son aquí secundarios también, aunque ayuden al personaje principal en su humana evolución, y sufren pequeñas modificaciones y alteraciones en pro de la claridad de la adaptación teatral.

La puesta en escena de José Carlos Plaza, si profesional como siempre, también podría ser discutible. El abuso de ciertos elementos, como las proyecciones sobre las paredes de la habitación desnuda que nos ubican en uno u otro espacio (lo que hace innecesario un continuo movimiento de un sofá de un lado al otro del escenario), o la voz en off de Salvatore (líneas que en muchas ocasiones tendrían más fuerza en boca del propio Alterio), puede no convencer. Al igual que puede no convencer una irregular labor de los secundarios. Pero La sonrisa etrusca, en su esencia, Salvatore (o Bruno, el sobrenombre que escogió él mismo en sus tiempos de guerra como partisano). Y Héctor Alterio es él, sin duda alguna. Perfecto. El personaje para el actor y el actor para el personaje. Grande. Sólo por ver su maestría en el escenario merece la pena ver la función. Su naturalidad, la progresión del personaje desde la tosquedad al florecimiento de su sensibilidad, sus gestos, sus miradas, todo, hace a Bruno-Salvatore de carne y hueso y traspasa el escenario hasta llegar al patio de butacas. Es él el gran acierto de la función y lo que mantiene intacta la esencia de la novela de Sampedro. Lo que provoca esa fundamental y tierna sonrisa en el espectador, que acompaña a la de Salvatore, la cual a su vez emula a la de esos amantes sobre el féretro etrusco en la plenitud del cierre de su ciclo vital.

+ INFO

Nombre del montaje: La sonrisa etrusca

Disciplina: teatro contemporáneo

Director: José Carlos Plaza

Autor: José Luis Sampedro

Adaptaci�n: Juan Pablo Heras González

Reparto: Héctor Alterio, Julieta Serrano, Nacho Castro, Israel Frías, Sonia Gómez Silva, Carlos Martínez Abarca, Cristina Arranz, Olga Rodríguez

Escenografía e iluminación: Francisco Leal
Vestuario: Ana Rodrigo
Visuales: Rocío Westendorp
Música original: Mariano Díaz
Productor: Jesús Cimarro

D�nde: Teatro La Latina

Direcci�n: Pza. de la Cebada, 2. Madrid

Hasta: 04. 03

Horario: De martes a sábado a las 20.30h. Domingos a las 19h.

Precio: De martes a viernes de 18 a 25€. Sábados y domingos de 22 a 28€

Venta de entradas: www.telentrada.com