BATAVIA, HISTORIA DE UN NAUFRAGIO, en el Teatro Lara

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CRÍTICA DE BATAVIA, HISTORIA DE UN NAUFRAGIO

Danzas a contracorriente. La posibilidad de decir «No». Muerte, violencia y opresión. Esto es lo que nos ofrece Batavia, Historia de un naufragio, de la compañía RQR Teatro que se puede ver en el Teatro Lara de Madrid. La obra narra cómo un solo hombre, el omnipresente Jeronimus Cornelisz, se hizo con el control de una pequeña sociedad naufragada y acabó masacrando (siempre a través de otros) a más de 150 personas. Una historia real, que inspiró la novela El señor de las moscas de William Golding, y que ahora sirve de punto de partida para una obra sobre el desprecio al pueblo, la destrucción, el caos, la avaricia, la lujuria, y el germen de la maldad capaz de conducir al ser humano hasta su propia extinción, su propio naufragio, como afirman sus creadores.

Almudena Ocaña y David Barrocal firman la dramaturgia, que dirige éste último. Una arriesgada puesta en escena, tanto por la decisión de no dar un momento de respiro al espectador como por la propuesta, consistente en narrar los hechos en escenas independientes en orden inverso (cronológicamente hablando). Una especie de Irreversible teatral trufado de micropiezas de danza que ejercen de transiciones al son de una muy potente banda sonora compuesta por Jordi Ballarín. Los elementos de la puesta en escena son minimalistas, con apenas unos objetos de atrezzo. Basándose en un ciclorama (de ésos a los que Bob Wilson es tan adicto) que deja a los personajes a contraluz, como siluetas despojadas de individualidad, potenciando el aspecto estético del montaje.

El texto es duro y sin concesiones al humor o el descanso. Cierto es que puede haber algunos a los que el exceso dramático pueda insensibilizar. Pero también hay momentos de indudable fuerza y aliento trágico. Y en cuanto a las interpretaciones, un entregado elenco se vuelca en escena. Destacando al potente Samad Madkouri. Y otros momentos que enganchan, como el alucinado monólogo de Judick, la mujer del cura interpretada por Nuria Landete. O el intenso monólogo de Lucrecia, defendido por Ruth Carreras a la luz de una simple llama, que pone los pelos de punta. Una actriz que cada vez que aparece en la función resulta fascinante, inundando la escena con una presencia, verdad y capacidad dramática a tener muy en cuenta.

Batavia es un intenso naufragio que no dejará indiferente a nadie. Las olas han llegado a la sala principal del teatro Lara. Ya sabéis: los miércoles a las 22h.

M.G.

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Elenco: Samad Madkouri, Ruth Carreras, Iñaki Díez, Nuria Landete, Juan Carlos Reina y Rodrigo Ramírez.
Dirección: David Barrocal
Dramaturgia: David Barrocal y Almudena Ocaña
Iluminación: Ariel D. Zeitunlian
Música: Jordi Ballarín
Escenografía: David Barrocal y Román Barrocal
Vestuario y documentación: Alba Toajas
Figurines: Alexis Valda
Costurera: Yaneth Soler
Coreografías: Raquel Carrillo
Maquillaje: Lilian Barba
Producción: Nuria Landete

QUE VAYA BONITO, de Jorge-Yamam Serrano

cartel6-770x1077QUE VAYA BONITO. Fiesta teatral.
Crítica por Miguel Gabaldón.

Ojalá que te vaya bonito, ojalá que se acaben tus penas… No hay butacas. No hay sillas. Pero hay globos. Y sangría. No hay un escenario al uso. Hay una sala de fiestas. Que puede ser una azotea (como en su estreno en Barcelona) o la sala Off del Teatro Lara, como en este caso. Y es que en este espacio se mezclan los actores y los espectadores de Que vaya bonito, un espectáculo de Teatro de Cerca escrito y dirigido por Jorge-Yamam Serrano y finalista a los Premios Max que consigue introducir al espectador en la fiesta de despedida del protagonista, interpretado por el propio Jorge-Yamam Serrano, que parte para México con su novia en busca de una vida mejor. Pero aquí deja otra vida y, sobre todo, deja sus hermanos, personajes en manos de los actores Jorge Cabrera y Carmen Flores.

Que vaya bonito es un montaje cuyo mayor mérito es la cercanía, tanto física como emocional, de las peripecias de sus protagonistas. La narración oscila entre el drama familiar y la comedia centrándose en los conflictos de estos tres hermanos. El texto juega hábilmente con la naturalidad de la situación. Y los actores hacen creíbles, cercanos también y emocionantes sus pequeñas grandes historias. La trama no es nada complicado ni nuevo, pero la forma de ponerla en pie (y nunca mejor dicho porque todos, espectadores y actores, están en pie durante la obra entera, con lo cual si uno etá cansado tendrá que sentarse en algún rinconcillo del suelo, como es de rigor en cualquier fiesta) es original y se anota un tanto para hacer sentir esta fiesta como una celebración en verdad. Con bebida, ganchitos, música y trapos sucios familiares incluidos. Posee además un muy acertado equilibrio entre la emoción (porque los problemas de estos personajes tocan muy de cerca) y la risa (el momento en el que salen al exterior de la sala es genial). La puesta en escena aprovecha al máximo el espacio de la sala y los actores disfrutan mezclándose e interactuando con el público, que se entrega sin problema a este juego escénico tan fresco.

En definitiva, Que vaya bonito es un espectáculo original en su puesta en escena y sencillo en cuanto a su historia, dinámico y recomendable para pasar una noche agradable. Una fiesta que, entre trago y trago de sangría, deja buen sabor de boca. Así que, parafraseando a Chavela Vargas: Ojalá que les vaya muy bonito…

M.G.

 

Ficha artística

Dirección y dramaturgia: Jorge-Yamam Serrano
Ay. dirección: Nico Aguerre, Cristina Gámiz
Constelaciones creativas: Quique Culebras
Intérpretes: Jorge Cabrera, Carmen Flores, Jorge-Yamam Serrano
Música: Jorge Cabrera

Colaboradores FiraTàrrega: Astrid Corral, Laura Barba, Paco Romero
Covers: Laura Alejandro, Pedro Herreros, Adriá Olay, Eduardo Telletxea.

Producción: TeatrodeCERCA – FIRATÀRREGA

La VERÓNICA de Carlos Molinero vuelve por Halloween

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(Esta crítica fue publicada en la web de cultura Notodo.com con motivo del estreno de Verónica en el Teatro Maravillas de Madrid, que ahora vuelve por Halloween. Para más información podéis hacer clic aquí y ver la reseña en la web de Notodo.)

VERÓNICA. Invocar con éxito.
Crítica por Miguel Gabaldón

Seguro que todos habéis oído de la leyenda urbana de Verónica. Ésta es una de esas inquietantes historias para los más asustadizos que indica que, nombrando a la susodicha «x» veces (dependiendo de la versión) delante del espejo, aparecerá. Y no para hacerte la vida muy agradable que digamos. En versión anglosajona es Bloody Mary, igualito que el cóctel (el efecto no es el mismo diciendo güisky-cola, aunque seguro que más de uno lo ha intentado). Pues bien, Carlos Molinero, director por ejemplo de la muy estupenda película Salvajes, ha tomado el nombre y el espíritu (nunca mejor dicho) de la pobre desdichada para nombrar a su primera obra teatral de largo formato, que después de pasar por el Teatro Lara pretende causar escalofríos al respetable en el Teatro Maravillas.

Molinero no utiliza la misma historia de la leyenda urbana, pero algo de su base fantasmagórica sí. Y la verdad es que miedo, lo que se dice miedo, uno no pasa (bueno, algún sustete sí). Pero un rato entretenido, desde luego. Y es que Molinero y el codirector Gabriel Olivares (tan prolífico que ahora mismo no sé ni cuántas obras tiene en cartel) han conseguido trasladar a una sala de teatro el espíritu de una película de terror de serie B tal cual: con su reencuentro de amigas de la adolescencia, sustos, fantasmas, rayos, relámpagos, muertes y secretos oscuros por descubrir. Verónica murió en 1988 lanzándose a la pista de baile con unas tijeras clavadas en el pecho en una fiesta organizada para el viaje de fin de curso (a Veneziaaaaa, Veneziaaaaa…, como la canción de los Hombres G). Años después, sus cuatro mejores amigas (con sentimiento de culpabilidad por lo ocurrido en aquel entonces, y no es para menos) se reencuentran en el mismo colegio. Y es que… (aquí viene la música de miedo con el subwoofer reventando por los graves)… resulta que hay señales de que Verónica ha decidido volver de allá donde se encuentre! (muy cómoda no debía de estar). La historia desde luego no es nada nuevo, hasta huele un poco, pero sí lo es verlo en una sala de teatro. Y la verdad es que, desde la sencillez, la perfecta utilización de los códigos inherentes a este tipo de relatos, un inteligente uso del espacio total de la sala y, sobre todo, un espléndido trabajo de las actrices, consiguen una velada mucho más que agradable para todos los públicos.

Y es que Verónica, más que explotar la vertiente estremecedora (y sabiendo lo complicado que es conseguir esto en una sala de teatro) opta por agarrar a la audiencia con la conexión de estas cuatro amigas, sus evidentes diferencias (de manual casi, pero para eso están los arquetipos) y recuerdos compartidos. Cecilia Solaguren (a quien pudimos ver por ejemplo en la espléndida Traición dirigida por María Ache) es la amiga que ha decidido meterse a monja, en el mismo colegio además, por lo cual adopta el papel de responsable. Silvia de Pe es la heavy que todavía sigue vistiendo como en la adolescencia, de actitud macarra pero con su corazoncete. Lorena Berdún (todos la recordaremos como sexóloga, pero también ha formado parte del Incrementum de Peris-Mencheta, por ejemplo) es la sufridora artífice del reencuentro. Y Ana Villa es la pija bromista, elegante y adicta a la leche de pantera en botella de plástico (que le recuerda a sus tiempos mozos, como a tantos otros). No se ha descubierto Roma con los personajes, como decíamos, pero el trabajo de todas y cada una de ellas destila naturalidad y acaban resultando como de la familia. Aparte de que, muy inteligentemente, el texto juega con unos puntos cómicos tremendamente reconocibles que preparan el terreno y funcionan como contrapunto a la historia dramático-terrorífica.

Uno, a priori, no iría a una función de estas caractéristicas movido por las interpretaciones, pero la verdad es que acaba resultando una muy grata sorpresa. Incluso cuando no son el punto de atención de la escena resulta una gozada atender a los pequeños detalles que ofrecen. Vamos, un espectáculo que podríamos denominar ligero, pero mucho más que aconsejable para pasar una entretenida tarde-noche. Invocad a la Verónica de Carlos Molinero. Yo todavía no me he arrepentido de hacerlo.

M.G.

Pequeños dramas sobre arena azul, de Abel Zamora, ahora en el Teatro Lara

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Acaba de estrenarse Pequeños dramas sobre arena azul en el Teatro Lara. Aquí os dejo mi crítica publicada en Notodo.com con motivo de su estreno en La casa de la portera. Para más información podéis hacer clic aquí y ver la reseña en la web de Notodo.

CRÍTICA

¿Cómo serían las desventuras animales vistas desde una óptica humana? Esto es lo que nos cuenta Pequeños dramas sobre arena azul, de Abel Zamora, dramas ínfimos sobre un cajón de arena de gato en La casa de la portera. Según la sinopsis uno esperaba ver un tejido de historias urbanas entrelazadas protagonizadas por jóvenes desencantados. Pero cuando uno entra en los aposentos porteriles se encuentra con un actor vestido de felino. Y así, sorprendidos (me hubiera gustado mantener esto en secreto, pero para elaborar la reseña resultaba un poco imposible) descubrimos que los protagonistas de este montaje son mascotas. Y su dueña (Mentxu Romero), una soltera psicótica y egoísta (esa sí que es animal) enganchada a las páginas de contactos (unas citas que siempre siempre acaban como el rosario de la aurora, by the way).

El caso es que en ese piso cohabitan una gata recién parida (Marta Belenguer), un felino extremadamente sensible (David Matarín), un noblote perro (el propio Abel Zamora) y un par de visitantes: el gato callejero (Raúl Prieto) y la paloma yonqui (Nuria Herrero). Abel Zamora, autor también del texto, dirige el montaje y lo colma de ternura hacia sus mascotas. Y los actores, muy metidos en este universo animal, consiguen transmitir esa indefensión y rechazo ante unos acontecimientos que no comprenden (así como el amor indispensable hacia estas creaciones) y amaestran al público. Momentos francamente graciosos conviven con esos dramas del título, consiguiendo un efectivo equilibrio (aunque alguna escena resulte un pelín larga) que consigue encerrar al público en este original y reducido universo.

Pequeños dramas sobre arena azul es una especie de La dama y el vagabundo para la escena, mezclado con un culebrón venezolano (porque hay momentos de telenovela total, francamente curiosos al ser puestos en pie por mascotas dosmésticas) de aire indie, que funciona. El montaje, lleno de referencias populares (desde La sirenita hasta Física o Química), más allá de la simple gracieta en que podría convertirse nos habla de las ansias de libertad, la bestialidad humana, el absurdo de la dominación y acaba dejando un poso mucho más amargo de lo que se esperaba al comenzo… Una fábula moderna ante la que uno no puede más que decir… “Miau”.

LAS HERIDAS DEL VIENTO, de Juan Carlos Rubio. Aire que duele

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CRÍTICA

Empecé a conocer a mi padre el día en que murió. ¿Un poco tarde, verdad?Las heridas del viento, un texto de Juan Carlos Rubio que ha recibido parabienes por todo el mundo sopla con su aire ahora en el especial hall del Teatro Lara. Las heridas del viento es la historia de un hijo que quiere conocer a un padre muerto. Un padre de cariño reticente que ocultaba un secreto: una correspondencia amorosa. Pero no con una mujer, sino con otro hombre: Juan. David se lanza así a conocer al amante masculino de su hosco padre para descubrir la verdadera personalidad de ese extraño que le dio la vida. Para saber si entregaba a otros el cariño que nunca le ofreció a él.

Las heridas del viento es una pieza de cámara con sus susurros y sus ventiscas, con risas y llanto, una obra sobre el dolor, la pérdida y el amor (filial y romántico). Un huracán de sentimientos no correspondidos que duelen y dejan marca. El texto de Rubio es un sentido recorrido por los senderos de las relaciones humanas, y el desnudo hall del Lara, con unos focos y un smartphone con Mina de fondo, el marco perfecto. Y es que no se necesita más que eso y unas actuaciones plenas para que este aire se cuele dentro del alma de los espectadores. Daniel Muriel interpreta al hijo de corazón roto por la incapacidad de amar de su progenitor. Muriel defiende su papel y resulta sin duda convincente. Pero es Kiti Mánver quien sorprende y sobrecoge interpretando a Juan, el ahora maduro amante del padre. Mánver se mete en la piel de este hombre con un potente y sencillo ejercicio de travestismo en escena. A piel descubierta y sin maquillaje que valga, a escasos centímetros del espectador. Sus ojos brillan con fiereza y desencanto, y la actriz consigue que se olvide su género regalando una actuación para el recuerdo. Su monólogo final es el momento álgido de la obra y un ejemplo de teatro estremecedor y emocionante, de los que ponen los pelos como escarpias. Grande. Muy grande la Mánver, que supera este dificilísimo reto con matrícula de honor.

Sólo algún punto, como la algo forzada introducción por parte del autor y director Rubio (en escena durante toda la obra) resulta accesorio. Es una idea interesante, pero no llega a tener la fuerza buscada (incluso se oyeron risas de algún espectador que malinterpretó el tono). Pero dejando ese pequeño detalle sin importancia, la delicadeza del texto de Rubio, con su fondo de amargura y soledad, y la inmensísima interpretación de Kiti Mánver, hacen que sin duda merezca la pena dejarse acariciar por esta corriente de teatro puro. Que llega a emocionar y rozar el alma hasta casi doler. “Y el viento se hizo herida…


FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Dirección y guión: Juan Carlos Rubio
Ayudante de dirección: Chus Martínez
Intérpretes: Kiti Mánver y Dani Muriel
Género: Drama
Duración: 80 minutos

Diseño de luces: José Manuel Guerra
Vestuario: Félix Ramiro
Fotografía cartel: Sergio Parra
Maquillaje y peluquería cartel: Yosuah Barea
Producción: TalyCual Producciones SL

Estreno: Lunes 21 de octubre hasta el lunes 16 de diciembre de 2013.
Horarios: Todos los lunes a las 20 horas.
Lugar: Calle Corredera Baja de San Pablo, 15
Teléfono: 915 239 027
Precio entrada: 18 €

Más información: www.lasheridasdelviento.com

 


PLANETA GÓMEZ KAMINSKY, en el Off Lara. La sencillez y la melancolía.

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CRÍTICA

Me llamo Daniela Kaminsky Gómez. Tengo 20 años. De pequeña quería ser bombero, pero ahora estudio segundo de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Pero nunca voy a ejercer de periodista, porque mañana voy a morir en un accidente de coche”. Ésa es Daniela. Y ése es el comienzo de Planeta Gómez Kaminsky. Una obra de Álvaro Aránguez, tierna, melancólica, divertida y sencilla, en la cual la joven Andrea Ros nos toma de la mano, guiándonos a través de la infancia y juventud, de sus miedos y anhelos, hasta el centro del alma de una chica de 20 años que se resiste a crecer.

El joven Aránguez y la joven Ros han conseguido eso tan difícil que es hacer aparentemente fácil lo complicado. El fin de la inocencia, la infancia perdida, los traumas infantiles y los sueños se diluyen a la perfección en un texto sin grandes florituras pero con enormes dosis de ternura y cariño que llevan a la emoción y la sonrisa. Ros, a la que vimos hace poco en La llamada (que ahora vuelve al escenario del Teatro Lara), es una Lolita ingenua y marginada (la coja, barra «rara de cojones”) que poco a poco va desgranando su relativamente breve existencia: recuerdos de infancia, sus padres, el colegio, las vacaciones en la playa con su tía Carmen… A pesar de que Daniela confiesa que sólo posee unas cuantas imágenes de su infancia, esas imágenes se van multiplicando y se nos presentan como frescos que toman vida, color y calor con la voz y los ojos de Andrea Ros, que oscilan entre la mirada traviesa, la melancolía y la tristeza. Ros es capaz de sonreír con su mirada y al segundo siguiente inundarla de lágrimas contenidas como en una presa a punto de desbordarse. Y triunfa de forma maravillosa en llevar ella sola el peso de este monólogo, con una naturalidad y frescura que la convierten en una actriz para no perder de vista en absoluto. Planeta Gómez Kaminsky transita por el universo real y el de los recuerdos, a través del mundo de los sueños y de la vigilia. Una vigilia en la que se visita este tan particular (pero también reconocible) álbum de recuerdos, visto desde la melancolía de un futuro posible, real o imaginario.

Planeta Gómez Kaminsky consigue transformar en poesía, casi sin esfuerzo, la vida diaria. La identificación con la protagonista es inevitable, y un final lo suficientemente abierto huye de explicaciones innecesarias, dejando al espectador libre para sentir y emocionarse. Aránguez y Ros logran sumergirnos en la mente y el corazón de Daniela, en la poética del día a día. Vivir con ella sus alegrías y tristezas. Y una vez que las luces de la sala se encienden, “nosotros seguimos ahí, en el Planeta Gómez Kaminsky” durante un buen rato más, sin la intención siquiera de desear volver al nuestro.

 


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FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Autor y director: Álvaro Aránguez

Daniela Gómez Kaminsky: Andrea Ros

Iluminación: Guillermo Jiménez

Escenografía: Fernando Sánchez

Ayte. Dirección: Daniel Eusse

Grafismo: Pablo González

Montaje vídeo: Álvaro Aymerich

 

Fechas únicas: 2, 9, 22 y 29 de octubre. 22:00h

Hall del TEATRO LARA, Madrid.

 



LOS MIÉRCOLES NO EXISTEN, en el Teatro Lara. Wednesday I’m in love

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Para leer la crítica sobre el espectáculo Los miércoles no existen que se representa en el Teatro Lara de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en este enlace.


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LO PEOR DE LOS QUINTANA, en el Teatro Lara. Risas catódicas

 

Para leer la crítica sobre el espectáculo Lo peor de Los Quintana que se representa en el Teatro Lara de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

 

http://www.notodo.com/escena/teatro_independiente/3662_lo_peor_de_los_teatro_lara_madrid.html

El espectáculo Lo peor de los Quintana llega al Teatro Lara para hacer reír

Cuatro empleadas del hogar y un mando a distancia. Con esto la compañía chileno-argentina Los Quintana ya tiene el espectáculo montado. Lo peor de Los Quintana vuelve a Madrid, en esta ocasión al Teatro Lara, para hacer reír sin parar al respetable. Un espectáculo a medio caballo entre el transformismo y la fonomímica (el arte de mover la boca fingiendo reproducir la voz grabada) que recrea grandes (o absurdos, que tampoco es incompatible lo uno con lo otro) momentos televisivos. De la televisión patria y de la del sur del continente americano. Los hermanos Quintana, David y Fernando, son los protagonistas (en la piel de dos empleadas del hogar o de aquellos personajes que se les pongan por delante) y cabezas pensantes de este espectáculo. Perfecto si se quiere pasar una noche divertida y olvidarse de los problemas. Que de vez en cuando no viene nada mal echarse unas buenas carcajadas.

Desde Verano Azul hasta el Un Dos Tres o el consultorio astrológico de Esperanza Gracia: todo tiene cabida en este remix catódico. Sin olvidar las recreaciones de comerciales o escenas de culebrones que se saltean adecuadamente con números musicales (versión recitada de ese Fiesta de Rafaella Carrá incluida). Todo, todo, en riguroso playback, que dirían en televisión. Ni una sola palabra sale de la boca de los cinco actores que pasean por la escena. Una apuesta el basar el espectáculo al completo en este remolino gestual, exagerado y divertidísimo que arrasa sobre las tablas. Cierto es que las reminiscencias de los espectáculos de transformismo de cualquier bar de Chueca que se precie están ahí, todo sea dicho. El fantasma del petardeo está presente, sí, pero sin recurrir a la ordinariez básica de la que se suele hacer gala en estos locales en muchas ocasiones. Porque existe el riesgo de que al cabo del rato la apuesta resultase cansina. Pero no sucede en ningún momento. Y el esfuerzo físico que los actores tienen que realizar para mantener el listón bien alto durante todo el show no es nada fácil. Al final, la fluidez y la manera de hilar los múltiples sketches que componen el espectáculo hacen que la hora y cuarto que dura pase en un suspiro y se desee más y más.

No se trata de una sesuda pieza de arte y ensayo ni de Shakespeare. Ni lo pretende. Su sencillez es su mejor aliada. El público se ríe desde el primer hasta el último minuto. Y eso tiene su mérito. Lo peor de Los Quintanaes lo mejor para combatir la depresión. Sin duda.

+ INFO

Nombre del montaje: Lo peor de los Quintana

Disciplina: Teatro independiente

Director: David Quintana

Reparto: David Quintana, Fernando Quintana, Aurora Latorre, Mario Carreño, Cassandra Moreno

Técnico de Sonido e Iluminación: José Veses
Diseño de Vestuario: Fernán Flores
Producción: Nyoman Entertainment

D�nde: Teatro Lara

Direcci�n: Corredera de San Pablo, 15. Madrid

Hasta: 28.07

Horario: Viernes y sábados a las 23h.

Precio: 20 €

Venta de entradas: www.entradas.com

EL MANUAL DE LA BUENA ESPOSA, o cómo saber reírse de los tiempos pasados con estilo


 

CRÍTICA

Tres mujeres interpretan doce textos de seis actores en un fantástico manual para pasar una divertida tarde con la vista puesta en el pasado. Llum Barrera, Natalia Hernández y Mariola Fuentes interpretan fantásticamente todos esos diferentes arquetipos de la mujer española relacionados fundamentalmente con la Sección Femenina, desde 1934 hasta 1977. Sketches de doble fondo, divertidos y críticos a un tiempo, escritos por Miguel del Arco, Yolanda García Serrano, Verónica Fernández, Anna R. Costa, Juan Carlos Rubio y Alfredo Sanzol. Mucho recuerda este Manual a ese “En la luna” de éste último, obra también estructurada en sketches, con cierto aire y estética en común. Y con el que también era imposible para de reír. Porque básicamente este espectáculo es una comedia pura y dura. Y de las buenas. El director Quino Falero logra imprimir un fantástico ritmo a la función, que transcurre en un escenario bastante sencillo, compuesto por una pared empapelada con papel floreado, con una ventana y un par de puertas y algunos elementos más de atrezzo, pero poco más. La iluminación y el fantástico vestuario hacen lo demás (hay que decir que será una delicia para aquellos amantes de la moda “retro”, ya el número de modelitos que utilizan las actrices cambiándose a la velocidad del rayo es tremendo). La estructura, que alterna las escenas con algún que otro número musical, es perfecta, así como su duración. Por no hablar de las tres actrices, que interpretan a las mil maravillas cada uno de esos personajes con una increíble vis cómica. Ya lo sabíamos de Llum Barrera y Mariola Fuentes, pero para mí en particular ha sido una gratísima sorpresa la confirmación de Natalia Hernández como un enorme talento cómico a tener muy en cuenta. Escenas como la de las monjas viendo a las alemanas en la ducha, el programa radiofónico realizado por la mujer tradicional y su cuñada feminista, la exploración ginecológica o esos anuncios en los que se muestra cómo la mujer puede hacer gimnasia mientras limpia la casa son joyas cómicas además realizadas con estilo y buen gusto. Un espectáculo de entretenimiento perfecto y altamente recomendable para evitar el frío de la calle a base de carcajada limpia.

 

 

FICHA ARTÍSTICO-TÉCNICA

Ficha artística:

Llum Barrera

Mariola Fuentes

Natalia Hernández

Ficha técnica:

Dirigida por: Quino Falero

Con textos de: Miguel del Arco, Verónica Fernández, Yolanda García Serrano, Ana R. Costa, Juan Carlos Rubio, Alfredo Sanzol.

Producción: La Zona

Duración: 90 minutos

TEATRO LARA DE MADRID

Fecha de la representación a la que alude la crítica:

04/02/2011