YO AMÉ A EDGAR ALLAN POE, con Pilar Massa y Carmen Mayordomo


cartel-yo-amc3a9-a-edgar-allan-poe(Esta crítica fue publicada en la web de cultura Notodo.com con motivo del estreno de Yo amé a Edgar Allan Poe en La casa de la portera de Madrid. Para más información podéis hacer clic aquí y ver la reseña en la web de Notodo.)

YO AMÉ A EDGAR ALLAN POE. Velada clásica y macabra
Crítica por Miguel Gabaldón

«No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir, loco estaría si lo esperara…» Comienza el mítico El gato negro de Edgar Allan Poe, que con el no menos mítico El corazón delator y Berenice, la tercera en discordia, forman parte de este gótico espectáculo de nocturno y alevoso horario llamado Yo amé a Edgar Allan Poe. Y La casa de la portera, el hogar perfecto para estos cuentos macabros, clásicos y espectrales para amantes de lo darks en vertiente clásica.

Pilar Massa dirige e interpreta, junto con Carmen Mayordomo, estos cuentos, bien cada una por su oscuro lado o en un más fantasmagórico todavía dueto. La propuesta no puede ser más ortodoxa: vestidos de época negros como el carbón (maravillosos, por otra parte), campanadas, notas de piano en la distancia, ritmo pausado, viento ululante, velas y penumbra son los elementos con los que juega Massa para ambientar las historias de Poe. Aunque la mayor parte del tiempo son las susurrantes voces de las actrices sobre las que recae todo el peso de la palabra del escritor, encargadas de transmitir los escalofríos de estas narraciones extraordinarias. La verdad es que ambas intérpretes, con esos lentos movimientos, sus miradas penetrantes a la audiencia y esas voces que parecen temer despertar a los muertos, se erigen en unas magníficas anfitrionas de los siniestro. Estoy convencido de que si Poe levantara la cabeza asentiría orgullosamente y les dedicaría un gutural bravo.

Yo amé a Edgar Allan Poe es una sencilla delicia para los amantes de las historias clásicas. A alguno lo mismo le resulta algo lento (acostumbrados al ritmo vertiginoso de Resident Evil y similares) y en otro espacio convencional seguramente perdería encanto, pero hay que reconocer que éste se adapta como anillo al dedo a la propuesta, y la puesta en escena, el entorno y las actrices consiguen introducirnos en la lánguida atmósfera gótica de estos clásicos del terror. Sin pretender nada más (y nada menos), lo que ya es bastante. Un tétrico entretenimiento para empezar bien la noche del viernes: sintiendo un ligero escalofrío en el cogote.

M.G.

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