39 DEFAULTS, de Mar Gómez Glez


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(Esta crítica ha sido publicada en la web de cultura Notodo.com con motivo del estreno de 39 Defaults en el Teatro Guindalera de Madrid. Para más información podéis hacer clic aquí y ver la reseña en la web de Notodo.)

39 DEFAULTS. De Nueva York a la Guindalera.
Crítica por Miguel Gabaldón

El 15M y Occupy Wall Street, Thoreau y la desobediencia civil, The Wire y Un tranvía llamado deseo, suspense y comedia se mezclan en el nuevo estreno que acaba de llegar al Teatro Guindalera. 39 defaults llega invitada a esta siempre interesante sala que sigue resistiendo en la calle Martínez Izquierdo, después de haber sido estrenada en Nueva York. Un texto de Mar Gómez González que se basa en la figura de Enric Duran, el llamado Robin de los Bancos, que estafó cerca de medio millón de euros a diferentes entidades financieras, dejando 39 impagos (los 39 defaults del título) con el objetivo de denunciar el sistema capitalista y poder financiar diferentes iniciativas antiestablishment.

La historia gira en torno a dos personajes: Ricard, un activista español que después de una conferencia en Nueva York va a casa de una chica que acaba de conocer, Liz, mientras espera que se ponga en contacto con él la persona que le va a acoger esa noche. El texto de Gómez González y la puesta en escena de Laura Madera transitan a través de esa velada improvisada con naturalidad, frescura y de forma amena, vadeando la pretenciosidad (en la que podía caer de cabeza). Ciertos secretos guardados por los personajes mantienen un suspense que hace plantearse qué está pasando realmente entre los personajes. La historia navega entre el teatro social, la comedia (muy bien traídos esos problemas lingüísticos) y hasta la intriga, indagando acerca de la falta de confianza, la cobardía y la realidad de una sociedad en crisis.

La puesta en escena de la directora Laura Madera es sencilla y con ritmo, centrándose en las interpretaciones, con apenas un par de elementos escenográficos (libros y sofás) y un músico en escena (que no aporta demasiado, todo sea dicho, pero le da rollito al asunto). En cuanto a las interpretaciones, Ana Adams y Juan Caballero ponen en pie un estupendo trabajo actoral. Ambos consiguen hacer absolutamente creíbles esos dos personajes e introducirnos en esta habitación en la que no se sabe qué puede suceder. Sólo un pero (muy pequeñito): hay que decir que Ana Adams tal vez es demasiado guapa (ya podían ser todos los peros así) para el personaje ya que, en concordancia con algunas actitudes de Liz, Caballero (si fuera hetero y un hombre con necesidades como la media de la sociedad española, por muy revolucionario que sea) debería caer rendido a los pies de la muchacha desde el minuto uno (por cierto, que «please, no me gusta beber sola» es una frase que voy a empezar a utilizar cuando quiera emborrachar a alguien). Pero vamos, que esto no tiene nada que ver con su interpretación que, lo dicho, es estupenda como lo es también la de Caballero.

39 defaults es una obra perspicaz y muy entretenida que nos acerca a un habitación repleta de idealismo (y también realidad), falta de confianza y miedo. Una montaje cuyo final, aunque en algún momento uno tema que pueda virar hacia el maniqueísmo, deja un amargo y muy interesante espacio para la reflexión y el debate. Un montaje muy apropiado también para la delicada situación en que se encuentra esta sala en la que se representa, con un riesgo real e inminente de cerrar sus puertas para siempre. Volvamos a la Guindalera, porque la sala necesita toda nuestra ayuda. Y 39 defaults es una ocasión perfecta (al igual que Duet for one, la otra función que tienen en cartel) para seguir siendo revolucionarios y apoyar el teatro.

M.G.

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