Reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en este enlace.
Una habitación y tres personajes. Tres seres inestables en un juego de acusaciones cruzadas y un un hecho escalofriante, bestial. Esta es la base de Animal, el primer texto dirigido por Rubén Ochandiano, que después de Antígona se mete en un espacio mucho más reducido (como ya hiciera con su versión de La gaviota) y estrena en La casa de la portera. Animal es un espectáculo duro, que busca el impacto, con sus más y sus menos, pero finalmente turbador. Un matrimonio y un huésped en problemas, amigo de la pareja desde hace años, luchan y se acusan mutuamente para descubrir al culpable de un atroz incidente relacionado con la hija de tres años de la pareja. Un tema tremendamente delicado y escabroso que causa ya respeto y repulsión simplemente de pensarlo. Ochandiano juega con esto y con el off (bastante hábilmente) para que el espectador ponga en imágenes por él mismo los momentos más violentos de la función, que se desarrolla en un único espacio y a centímetros del espectador, como es habitual en este espacio escénico de La casa que cada vez va ganando más adeptos. El texto fluctúa en momentos de forma algo errática y confusa en cuanto a las motivaciones de los personajes se refiere (aunque al fin y al cabo es este comportamiento animal sobre lo que reflexiona, y en ese sentido encuentra su base) repitiéndose tal vez en exceso en algunos tramos. Ochandiano ha escrito un drama psicológico, casi thriller, que se le va de las manos en intensidad. Pero, aunque tal vez no es redondo, provoca sensaciones y resulta lo suficientemente abierto y ambiguo como para dejar poso.
Y además en un espacio tan reducido como La casa de la portera hay que tener mucho cuidado con pasarse en las interpretaciones. Y en este aspecto, dos de las actuaciones son más sólidas que la tercera, que funciona en un registro diferente que no llega a cuajar. Y es que el personaje del marido, interpretado por Alejandro Casaseca, además de ser el más ingrato, está enfocado desde una caracterización algo excesiva con una sobreabundancia de gestos que chocan frontalmente con la intensa contención de sus compañeros. Cierto es que puede ser buscado (el personaje es el más basto), pero en ocasiones llega a sacar de la obra. O puede ser simplemente que se acaba de estrenar y, como en todo, se necesita un poco de rodaje. Sin embargo, la contención e inquietud que transmite Tamar Novas (aquel chaval de Mar Adentro, que ya ha ido creciendo) le va como anillo al dedo al personaje. Su mirada transmite desazón y fragilidad a partes iguales. Y casa a la perfección con esa gran actriz (y que tan poco se prodiga) que es María Vázquez. Un portento de intensidad, fragilidad y enajenación pelirroja. En definitiva, Animal un espectáculo intenso y duro (tal vez incluso se le puede achacar que en ocasiones se pasa buscando la conmoción fácil), no apto para aquellos que quieran pasar simplemente el rato. Una reflexión abierta sobre la animalidad del ser humano, la violencia y la irracionalidad a escasos centímetros del espectador.
Nombre del montaje: Animal
Disciplina: Teatro independiente
Director: Rubén Ochandiano
Autor: Rubén Ochandiano
Reparto: Tamar Novas, María Vázquez, Alejandro Casaseca
Ayudante de dirección: Andreas Guzmán
Diseño gráfico: Jorge Barceló
Diseño de vestuario: Cordelia
D�nde: La casa de la portera
Direcci�n: Abades 24, bajo D. Madrid
Hasta: Agosto
Horario: Martes y miércoles a las 22h.
Precio: 15 €
Venta de entradas: Reserva en el teléfono 649397571