PECERAS, de Carlos Be, en La casa de la Portera.



Para leer la crítica sobre el espectáculo Peceras que se representa en La casa de la Portera de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:


http://www.notodo.com/escena/teatro_contemporaneo/3650_peceras_la_casa_de_la_portera_madrid.html


HAMLET, dirigido por Will Keen.

Foto: Javier Naval

 

Para leer la crítica sobre el espectáculo Hamlet que se representa en la Sala 2 de las Naves del Español, en el Matadero de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

http://www.notodo.com/escena/teatro_contemporaneo/3670_hamlet_matadero_madrid.html

Alberto San Juan es el Hamlet de Will Keen en el Matadero

Ser o no ser…otro Hamlet más. El texto de Shakespeare vuelve a la capital, al Matadero. Y en este caso dirigido por Will Keen. Hay que ser muy valiente para poner en escena esta obra. Porque la gente ya conoce la historia por activa y por pasiva y, o se hace muy bien (también vale ser rompedor, aunque no salga bien, el caso es que hablen de ti, ya se sabe el refrán) o la cosa puede hacer aguas. Y es que este Hamlet prometía, ya que el actor Will Keen, al que pudimos ver la temporada pasada en Traición (también con Alberto San Juan) no es ajeno al mundo shakespeariano. Pero él y la codirectora y adaptadora María Fernández Ache no han conseguido el Hamlet que se podía esperar. Puntos interesantes: la estética, oscura. El escenario, desnudo, basado en pasarelas de metal a diferentes alturas (incluso por encima de los espectadores). El diseño de iluminación es sugerente. Y el vestuario evocador, aunque confunda por lo indefinido, con una mezcla de modelos retro (estilo Mad Men) con otros elementos (como unos cascos para escuchar música con los que aparece Ofelia) que nos traen a la actualidad. La puesta en escena se basa en el escenario desnudo. Los metales de las pasarelas resuenan en los oídos del público. Y no son ninguna mala idea. Porque como dice el propio Keen, en la obra nos hallamos repetidamente en espacios de paso. Con lo cual viene al pelo a nivel metafórico. Pero lo malo es que la mayoría de la obra parece también de paso. Carece de emoción, excepto en momentos muy puntuales. Y eso es lo que hace de este príncipe de Dinamarca un heredero que no llega a reinar.

Varios factores inciden en esto. Por un lado una indecisión en el tono, que oscila entre el clasicismo y la búsqueda del efecto cómico fácil (los enterradores con acento pueblerino chirrían, y Javivi funciona en algún momento muy bien como un Polonio cómico, pero en otras descoloca). Esto hace que uno dude sobre lo que está viendo. Pero el mayor handicap tal vez es un ritmo excesivamente veloz, que aunque logra que las tres horas que dura el espectáculo no pesen (lo que es punto a su favor), sin embargo impide que exista la preparación necesaria para los momentos de clímax. Perdiendo así toda la potencia que desde luego tiene el texto (y que pretende la adaptación). Pero lo malo además es que las pausas que no hay en el montaje sí existen en la declamación de la mayoría de los intérpretes. Pausas extrañas, sin sentido aparente, que en ocasiones no se sabe si son intencionadas o aparecen para intentar ganar tiempo y poder recordar la réplica (también es verdad que se puede tener un mal día). El caso es que estas pausas rompen por completo la musicalidad del texto, ese ritmo de los versos que hace que las palabras te arrastren. Y si ya Shakespeare pierde en castellano (a pesar de que la adaptación de Fernández Ache no esté mal en absoluto), pierde mucho más si se hace de esta forma. El escuchar los versos de Don William así es un poco como un coitus interruptus.

En cuanto a la intencionalidad de las actuaciones, también hay dudas. Alberto San Juan elabora un Hamlet por momentos realmente potente, pero que en el conjunto llega a cansar y confundir. Parece realmente loco (desde el primer momento), cuando en realidad Hamlet es un loco simulado. Obsesivo, incapaz de actuar, bloqueado, sí. Pero no loco. Y lo malo es que esto afecta a la emotividad con la que tenía que cargar las relaciones consu amada Ofelia, su madre Gertrudis o su inseparable compañero Horacio. No hay un momento de acercamiento ni mirada real de cariño a ninguno de ellos. Con lo cual los lazos afectivos parecen inexistentes. A pesar de eso, por ejemplo, la Gertudris de Yolanda Vázquez es de lo mejor de la función (maravilloso el momento del canto de Ofelia, a su lado arrodillada, emocionada sin saber qué hacer). También funcionan muy bien la pareja Antonio Gil-Secun de la Rosa, interpretando muy simpática y eficazmente al menos a seis personajes cada uno. Más problemáticos son el Claudio de Pedro Casablanc (aunque perfecto a nivel de presencia), y el Laertes de Pau Roca, ambos aquejados de las pausas declamatorias de las que hablaba antes (por lo menos en esta función en particular).

Aunque también hay que decir que esta versión del clásico más conocido de Shakespeare que podemos ver en el Matadero tiene momentos bastante potentes. Como la escena de los cómicos. O la parte final, tramo en el que el espectáculo remonta. Es un espectáculo con sus momentos. Recomendable desde luego si por cosas del destino uno nunca se ha acercado a esta obra. Pero que, para los que sí lo hayan hecho, puede ser que se quede en un Hamlet interruptus. Que no está mal si no se conocen otras cosas. Pero podía ser mejor.

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Nombre del montaje: Hamlet

Disciplina: Teatro contemporáneo

Director: Will Keen y María Fernández Ache

Autor: William Shakespeare

Adaptaci�n: María Fernández Ache

Reparto: Alberto San Juan, Pedro Casablanc, Antonio Gil, Javivi Gil Valle, Pablo Messiez, Pau Roca, Secun de la Rosa, Yolanda Vázquez, Ana Villa

Escenografía: Paco Azorín
Vestuario: Ikerne Giménez
Iluminación: Valentín Álvarez
Diseño de sonido: Mariano García
Movimiento escénico: Antonio Gil
Lucha escénica:
Jesús Esperanza

D�nde: Naves del Español, Sala Dos. Matadero

Direcci�n: Paseo de la Chopera, 14. Madrid

Hasta: 29.07

Horario: De martes a domingo 20.30h.

Precio: 22 euros. Martes y miércoles 25% descuento

Venta de entradas: www.telentrada.com

LO PEOR DE LOS QUINTANA, en el Teatro Lara. Risas catódicas

 

Para leer la crítica sobre el espectáculo Lo peor de Los Quintana que se representa en el Teatro Lara de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

 

http://www.notodo.com/escena/teatro_independiente/3662_lo_peor_de_los_teatro_lara_madrid.html

El espectáculo Lo peor de los Quintana llega al Teatro Lara para hacer reír

Cuatro empleadas del hogar y un mando a distancia. Con esto la compañía chileno-argentina Los Quintana ya tiene el espectáculo montado. Lo peor de Los Quintana vuelve a Madrid, en esta ocasión al Teatro Lara, para hacer reír sin parar al respetable. Un espectáculo a medio caballo entre el transformismo y la fonomímica (el arte de mover la boca fingiendo reproducir la voz grabada) que recrea grandes (o absurdos, que tampoco es incompatible lo uno con lo otro) momentos televisivos. De la televisión patria y de la del sur del continente americano. Los hermanos Quintana, David y Fernando, son los protagonistas (en la piel de dos empleadas del hogar o de aquellos personajes que se les pongan por delante) y cabezas pensantes de este espectáculo. Perfecto si se quiere pasar una noche divertida y olvidarse de los problemas. Que de vez en cuando no viene nada mal echarse unas buenas carcajadas.

Desde Verano Azul hasta el Un Dos Tres o el consultorio astrológico de Esperanza Gracia: todo tiene cabida en este remix catódico. Sin olvidar las recreaciones de comerciales o escenas de culebrones que se saltean adecuadamente con números musicales (versión recitada de ese Fiesta de Rafaella Carrá incluida). Todo, todo, en riguroso playback, que dirían en televisión. Ni una sola palabra sale de la boca de los cinco actores que pasean por la escena. Una apuesta el basar el espectáculo al completo en este remolino gestual, exagerado y divertidísimo que arrasa sobre las tablas. Cierto es que las reminiscencias de los espectáculos de transformismo de cualquier bar de Chueca que se precie están ahí, todo sea dicho. El fantasma del petardeo está presente, sí, pero sin recurrir a la ordinariez básica de la que se suele hacer gala en estos locales en muchas ocasiones. Porque existe el riesgo de que al cabo del rato la apuesta resultase cansina. Pero no sucede en ningún momento. Y el esfuerzo físico que los actores tienen que realizar para mantener el listón bien alto durante todo el show no es nada fácil. Al final, la fluidez y la manera de hilar los múltiples sketches que componen el espectáculo hacen que la hora y cuarto que dura pase en un suspiro y se desee más y más.

No se trata de una sesuda pieza de arte y ensayo ni de Shakespeare. Ni lo pretende. Su sencillez es su mejor aliada. El público se ríe desde el primer hasta el último minuto. Y eso tiene su mérito. Lo peor de Los Quintanaes lo mejor para combatir la depresión. Sin duda.

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Nombre del montaje: Lo peor de los Quintana

Disciplina: Teatro independiente

Director: David Quintana

Reparto: David Quintana, Fernando Quintana, Aurora Latorre, Mario Carreño, Cassandra Moreno

Técnico de Sonido e Iluminación: José Veses
Diseño de Vestuario: Fernán Flores
Producción: Nyoman Entertainment

D�nde: Teatro Lara

Direcci�n: Corredera de San Pablo, 15. Madrid

Hasta: 28.07

Horario: Viernes y sábados a las 23h.

Precio: 20 €

Venta de entradas: www.entradas.com

VIEJOS TIEMPOS, de Harold Pinter. Inquietantes ecos del pasado

Para leer la crítica sobre el espectáculo Viejos Tiempos que se representa en la Sala Pequeña del Teatro Español de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

http://www.notodo.com/escena/teatro_contemporaneo/3652_viejos_tiempos_teatro_espaol_madrid.html

Viejos Tiempos, de Harold Pinter, con Ariadna Gil, Emma Suárez y José Luis García Pérez en Madrid

Hay cosas que uno recuerda aunque nunca hayan ocurrido. Hay cosas que yo recuerdo, que pueden no haber ocurrido, pero como yo las recuerdo, en realidad ocurren. Esta es una frase de los Viejos Tiempos que podemos ver en la Sala Pequeña del Español. La obra de Harold Pinter, en la que una amiga visita a su antigua compañera de piso y al actual marido de ésta que viven aislados del mundo, es un puzzle de recuerdos, juegos de palabras y miradas inquietantes. Pinter, ganador del Nobel, es un autor al que últimamente estamos viendo bastante por los escenarios (Cenizas a las cenizas, Traición o El montaplatos son sólo algunos ejemplos). Sus textos reflejan situaciones comunes teñidas de inquietud e incertidumbre. Uno nunca sabe bien a qué se enfrenta cuando se trata de Pinter. El subtexto es tan rico que en más de una ocasión se tarda más de lo que a uno le gustaría en saber de qué va la cosa.

Algo así pasa con esta puesta en escena de Viejos tiempos dirigida por Ricardo Moya. Una sensación agradable inunda al espectador en los primeros segundos, al observar la oscuridad de la estancia y los primeros compases de una canción de los cincuenta. Pero poco a poco esta canción se va transformando en el eco de un eco de un eco, y otras versiones de la misma la cubren y se entremezclan con ella. Como los recuerdos de los personajes se mezclan y se confunden los unos con los otros. ¿Qué es verdad? ¿Qué es mentira? ¿Es todo una ilusión acaso? ¿De verdad importa realmente todo esto? El espectador se encuentra en un continuo interrogante sobre lo que se encuentra en escena y las verdaderas relaciones e intenciones de los personajes que, sentados cada uno en un sofá, se interrogan y recuerdan los viejos tiempos que vivieron hace veinte años en el Londres de la posguerra.

José Luis García Pérez es Deeley, el marido de Kate (Ariadna Gil). Un hombre celoso e inquisidor para con la extraña visitante, Anna (Emma Suárez, con la que ya coincidió recientemente en La avería). García Pérez realiza una labor magnífica, dotando a su personaje de la presencia y naturalidad adecuados, a la vez que de una inquietante y latente agresividad. Mientras, las elegantes Ariadna Gil y Emma Suárez resultan desconcertantes como los dos lados de una misma moneda. Al principio uno puede no comprender la actuación de cada una de ellas: la pasividad extrema de Ariadna Gil frente a la alegría impostada de Emma Suárez. En las dos actuaciones se nota algo raro. En sus diálogos. En sus silencios (la obra está llena de ellos, silencios significantes cargados de tensión). Pero en el último tramo, sin duda el mejor, en el que las piezas del rompecabezas encajan (o uno lo interpreta así, porque Pinter siempre es abierto), uno entiende la apuesta de dirección y actuación. Tal vez esa puede ser también la pega respecto al espectáculo: que no se llega a comulgar con él hasta que llega el final. Pero aún así, la sensación de inquietud al abandonar la sala y la obsesión que crea en los momentos posteriores hace ver que ha conseguido su objetivo. Los ecos de los Viejos Tiempos vuelven y se instalan en la mente como fantasmas desconcertantes que se creía haber dejado atrás.

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Nombre del montaje: Viejos Tiempos

Disciplina: Teatro contemporáneo

Director: Ricardo Moya

Autor: Harold Pinter

Adaptaci�n: Luis Escobar

Reparto: Ariadna Gil, José Luis García Pérez, Emma Suárez

Música: Orestes Gas
Escenografía e iluminación: Javier Ruiz de Alegría
Vestuario: Antonio Belart
Ayudante de dirección: Jorge Gallardo
Una producción del Teatro Español

D�nde: Teatro Español. Sala Pequeña

Direcci�n: Príncipe, 25. Madrid

Hasta: 15. 07

Horario: De martes a domingo 20.30h.

Precio: 16 €. Martes y miércoles 12 €

Venta de entradas: www.telentrada.com

MONTSERRAT CABALLÉ Y MONSERRAT MARTÍ EN CONCIERTO



El Madrid Arena acogió ayer «Gracias Montserrat», una oportunidad única (¿la última?) para poder ver juntas a Montserrat Caballé y su hija Montserrat Martí en un histórico concierto homenaje a la soprano española más famosa de todos los tiempos. Pero un sentimiento agridulce se apoderó de la platea durante el recital. Por una lado la organización dejó bastante que desear. Ni el local era el adecuado (los tacones de la gente que llegaba tarde, bajando las escalinatas de metal, perturbaron gravemente piezas como «La habanera» de Carmen con la que la Caballé comenzó su recital) (vamos, que parecía la séptima caballería al ataque), el concierto empezó media hora tarde debido a problemas en los accesos, el calor apretaba, la decoración era inexistente, así como el servicio de restauración en el intermedio… Aún así, cuando salió la diva tuvo unas palabras de disculpa por el retraso en el comienzo, los ánimos se aplacaron.

Y hay que reconocer que la voz de la soprano, con casi 80 años, inevitablemente, no es la misma. Y así como en sus tiempos, cuando madre e hija realizaban recitales la hija empalidecía con respecto a la madre, ayer (hasta cierto punto) sucedió lo contrario, ya que las piezas de la Martí fueron en ocasiones las más lucidas vocalmente (principalmente en la primera parte del programa). Aún así Caballé sigue teniendo una actitud encomiable, su particular risa regó parte de la segunda parte del programa, y sin duda fue ganando conforme avanzaba el espectáculo. Regalando momentos memorables. La orquesta de la Comunidad de Madrid, dirigida por José Collado, acompañó y protagonizó grandes momentos de la noche, aunque la sonoridad del espacio tampoco ayudara a su lucimiento.

En el repertorio se pudo disfrutar del «Je veux vivre» de Romeo et Juliette (cantado por Martí), «Quando m’en vo» de La Bohéme (Caballé), «Oh mio bambino caro» o la «Barcarola» de Los cuentos de Hoffman» (dos magníficos momentos protagonizados a dúo por ambas). Como broche de oro de la primera parte, el ex-componente de Mecano José María Cano sustituyó al frente de la orquesta a Collado para enfrentarse a una emocionante versión de «Hijo de la luna».

Tras el intermedio las dos sopranos siguieron con una de las mejores piezas de la noche, el Dueto de las Flores de Lakme, de Delibes. Y a continuación siguieron con una serie de temas más españoles: «Habanera» de Don Gil de Alcalá, Canción andaluza de ‘El Dúo de la Africana’, y «Zapateado de Chorizos y Polacos» o «La Tarantula» de La Tempranica. Y en los bises, el simpático «Dúo de los gatos» de Rossini (y como la soprano explicó, que el «guasón» italiano compuso para dos sopranos que se odiaban). Y como punto final, José María Cano volvió a salir para dirigir a la orquesta en su «Padrenuestro» que compuso para la primera visita a España de Benedicto XVI. Una partitura en la que la Caballé demostró que quien tuvo retuvo, regalando un momento realmente inolvidable, sensible y delicado, aunque tal vez no el que se esperaba el público para terminar un concierto de estas características. Porque la sensación de que grandes composiciones a escuchar por la voz de la soprano se habían quedado en el tintero flotaba en el ambiente (La traviata, Madame Butterfly…). Porque tal vez esta ocasión no se vuelva a repetir. Aún así, y sin duda, fue una noche para recordar.


THE MASTER AND MARGARITA, de Complicité. El teatro que se queda en la retina.

 

 

CRÍTICA

The Master and Margarita es uno de los espectáculos más perturbadores, impactantes y emocionantes que se han podido ver en nuestra ciudad en los últimos años. Que deja una sensación indescriptible, con su última imagen grabada en la retina de forma indeleble. El diablo, Jesús, Poncio Pilatos, la represión stalinista, el amor más desmedido, la locura, la piedad… Todo cabe en este espectáculo de la compañía Complicité dirigido por Simon McBurney uno de los platos estrella de este Festival de Otoño en Primavera, que desde luego no ha defraudado.




La estética y el juego audiovisual son los protagonistas de esta adaptación de la (a tenor de lo visto) complicadísima novela de Mikhail Bulgákov. Una crítica feroz que empezó en 1928 y acabó en 1940, con multitud de metáforas sobre el estado burócrata que aprisiona a los protagonistas. Historias que se entrelazan fluyen como ríos en el montaje. Un poeta que presencia el encuentro de su amigo el presidente de la Asociación de Escritores con el demonio, quien pronostica su muerte, algo que le obsesionará y llevará al manicomio. Un demonio que también relata la historia de Poncio Pilatos y Jesucristo, para que la escriban los autores en un país ateo por completo con el peligro que conlleva. La propia historia de Pilatos y Judas, que se va entrelazando con las tramas principales situadas en los años 30. La historia del Maestro y Margarita, una historia de amor fou, rota porque el relato religioso que escribe el maestro le llevará a ser recluido en el mismo manicomio que al poeta que hemos visto antes. También nos encontramos con el viaje a los infiernos de Margarita, su pacto con el diablo por volver a encontrarse con su amado y la salvación a través de la piedad. Es tan rico y desbordante el espectáculo que casi no da tiempo de asimilar todo lo que se está contemplando. Porque si ya de por sí la estructura es compleja, la puesta en escena es alucinante. Utilizando como base proyecciones y grabaciones de vídeo en directo con 3D, se va jugando con los espacios y las superficies como pocas veces se ha visto sobre un escenario. Además de cambios sencillos pero fantásticos como que un kiosco de venta de limonada se transforme en la cabina de conducción del tranvía acto seguido, con un grupo de personas empujando y unos efectos de sonido que hacen todo lo demás. Es la sencillez y la complejidad perfectamente entrelazadas lo que hacen de este espectáculo algo tan grande. La localización en un Moscú antiguo a través de una especie de Google Earth vintage que se proyecta sobre todo el fondo y suelo del escenario es alucinante, guiando de una localización a otra a su antojo.




Hay una cantidad de estímulos y visiones increíbles y difíciles de transmitir en su maravilla, pero quería intentar (porque es imposible reflejar por escrito lo que se vive en la representación) compartir algunos. Resulta absolutamente increíble por ejemplo la bajada a los infiernos de Margarita. Sin palabras. Uno de los esbirros del diablo se encuentra con Margarita y le dice que a una hora determinada (las 20.30) debe untarse todo el cuerpo con un ungüento que le da. Media hora después llamará a Margarita por teléfono para darle instrucciones. A la hora determinada Margarita se unta todo el cuerpo, quedando desnuda y azul. Posteriormente recibe una llamada que le dice que tiene que tirarse por la ventana. A esto ella le responde que de acuerdo, pero que se arrepentirá si intenta matarla (fantástica respuesta, por otro lado). En ese momento se tumba en el suelo y aquí empieza lo interesante. De repente sobre ella proyectan una imagen de una fachada. Y hay una cámara cenital que está grabando esta imagen, en la que ella se encuentra justo sobre una ventana. Este conjunto se proyecta a su vez sobre todo el fondo del escenario, pareciendo realmente que Margarita está a punto de tirarse de una ventana. Es un recurso realmente brillante en su sencillez y que resulta increíble. Hay gente que grita que no se tire, pero ella se lanza al vacío. La proyección de la fachada en el suelo deja entonces de ser estática y empieza a avanzar vertiginosamente mientras la actriz en el suelo hace gestos como si cayera al vacío. Todo eso seguimos viéndolo como una imagen única en el fondo del escenario y el efecto es como si Margarita efectivamente estuviera cayendo. Y en un momento dado empieza a volar. Sí. Todo con las proyecciones en el suelo y los movimientos de la actriz, que de repente parece que está sobrevolando Moscú. Es esta escena una de las cosas más bellas y maravillosas que he visto nunca. La música y los efectos de sonido acompañan el viaje de Margarita, a la que en un momento dado elevan y mueven otros personajes, dando vueltas y vueltas mientras realiza su tránsito al inframundo. Allí se encontrará con el diablo, que le propondrá un trato a cambio del cual podrá pedir lo que quiera. Después de cumplir su parte, ser la anfitriona de un baile macabro de seres viciosos y asesinos confesos («Delighted, delighted», elegante repite continuamente ella mientras se presentan uno tras otro), Margarita pide algo que no esperaba nadie y la piedad hace acto de presencia y resquebraja el mundo oscuro por el que se ven rodeados.




Todos los actores son también magníficos, con especial mención para Paul Rhys como el Maestro, que en una transformación absolutamente inesperada y tremendamente efectiva descubrimos que es también el diablo Woland, una especie de elegante señor del mal. Sinead Matthews es Margarita, y su presencia, pero especialmente su voz, son completamente inolvidables y se adueñan de la segunda parte de la función (que hay que reconocer que es la que mejor funciona, ya que aquí se desarrolla esta historia sobre el Maestro y Margarita). ¿Y os acordáis del Bernardo de Camera Café? Pues bien, para quien no lo sepa se llama César Sarachu, y es un actor que ha trabajado con algunos de los más grandes directores de teatro internacionales, y aquí interpreta a un Jesucristo al que dota de una espiritualidad y desvalimiento memorables.




El acto final de piedad de Margarita que, en vez de pedir reencontrarse con su amado decide salvar a una madre que mató a su bebé ahogándole con un pañuelo y que está recibiendo su castigo en el inframundo (una y otra vez volviendo ese pañuelo a sus manos, sin poder deshacerse de él ni olvidar su terrible crimen del que se ha arrepentido, enloquecida y desesperada por toda la eternidad), hace que los esquemas del diablo se rompan. Y este hecho se relaciona de forma paralela con el perdón dado a Pilatos por parte de Cristo. Estos actos provocarán la destrucción del hogar terrenal del demonio, que poco a poco se va resquebrajando y que permitirá que los amantes se reencuentren en una explosión onírica y cósmica difícil de olvidar. La huida de los amantes sobre un gigantesco caballo de madera hecho con sillas (otra vez juegos con las proyecciones: ellos en el suelo, él parece que lleva en volandas a Margarita, proyectado sobre el fondo) con una banda sonora espectacular, su viaje a través de la nieve y ese final en el que yacen en el suelo, abrazados, hasta que todo su alrededor se resquebraja, quedando en el medio del universo, fundidos en uno y cada vez más y más lejanos…son, sin exagerar, algunas de las imágenes más maravillosas, bellas y emocionantes que he tenido la posibilidad de experimentar nunca como espectador.





FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

País: Reino Unido idioma: Inglés (con sobretítulos en español) Duración: 3 horas y 20 minutos (con intermedio) Año de producción: 2011
Complicite
http://www.complicite.org
Texto: MIJAÍL BULGÁKOV dirección: SIMOn MCBURneY escenografía: eS deVLIn Iluminación: pAUL AndeRSOn Vestuario: ChRISTInA
CUnnInGhAM Sonido: GAReTh FRY Animación 3d: LUKe hALLS Vídeo: FInn ROSS Marionetas: BLInd SUMMIT TheATRe Intérpretes: dAVId
Annen, ThOMAS ARnOLd, JOSIe dAXTeR, JOhAnneS FLASChBeRGeR, TAMZIn GRIFFIn, AMAndA hAdInGUe, RIChARd KATZ, SInÉAd
MATTheWS, TIM MCMULLAn, CLIVe MendUS, YASUYO MOChIZUKI, AJAY nAIdU, henRY peTTIGReW, pAUL RhYS, CeSAR SARAChU y
AnGUS WRIGhT producción: COMpLICITe Coproducción: BARBICAn de LOndReS, LeS ThÉÂTReS de LA VILLe de LUXeMBURGO, FeSTIVAL
de OTOÑO en pRIMAVeRA de MAdRId, WIeneR FeSTWOChen, RUhRFeSTSpIeLe ReCKLInGhAUSen y FeSTIVAL d’AVIGnOn en asociación
con: TheATRe ROYAL pLYMOUTh
TEATRO
THE MASTER AND MARGARITA
EL MAESTRO Y MARGARITA, de Mijaíl Bulgákov




Y aquí un blog con el proceso de creación de la obra:


http://www.manuscriptsdontburn.org/category/complicites-the-master-and-margarita/


 

LAS CRIADAS, dirigida por Pablo Messiez. Oscuridad vs Comicidad.

 

CRITICA

«Un ventilador puede ser una ventana. Y yo puedo ser una bella señora.» Estas son las palabras con las que empieza Tomás Pozzi, interpelando de forma directa al público en el prólogo de la obra. Las criadas, de Jean Genet, es uno de los textos capitales del teatro del siglo XX, y el argentino Pablo Messiez la reinterpreta en el marco del Festival de Otoño en Primavera de Madrid, con Bárbara Lennie y Fernanda Orazi como las hermanas criadas que desean asesinar a su señora. Una señora en este caso interpretada por un hombre, Tomás Pozzi, como Genet quería en sus orígenes con el fin de crear incomodidad en el espectador. Es por ello que Messiez decide incrustar este prólogo en la obra. Un texto evocador que transmite las intenciones de su espectáculo, que oscila entre el gran teatro y un experimento fallido.

El oscuro de texto de Genet es un estudio sobre la psicología de la dominación y la perversión de la clase dominante sobre la trabajadora. Messiez opta por una puesta en escena desnuda llena de claroscuros, con los agrietados muros de la Sala Cuarta Pared al descubierto. Una cama, un espejo, el ventilador/ventana y un par de elementos más acompañan a los tres actores. Unos actores que se mueven en sobre un suelo estructurado sobre pasillos formados por ramos de margaritas que poco a poco acaban destrozadas. Las criadas son personajes actuales, con chándal y aspecto contemporáneo que chocan con el vestuario de su señora. E igual que un ventilador puede ser una ventana, las dos hermanas pueden ser una española y otra argentina. Todo conforma una apuesta sugestiva pero que no llega a funcionar por completo. Bárbara Lennie (fantástica en Veraneantes) y Fernanda Orazi (que pudimos ver en Los ojos) logran grandes momentos cuando se encuentran juntas, y poseen una gran química que transmiten a la platea. Pero la cosa cambia cuando aparece Tomás Pozzi en escena. Su señora es excesivamente cómica y desluce el conjunto, aportando un componente de comedia exacerbada que rompe con el ambiente opresivo de estas criadas. Como apuesta también estaría bien, si se utilizara para crear efectivamente esta incomodidad en el público. Pero parece más un fácil recurso cómico (aunque seguro que las intenciones de Messiez sean más profundas y estudiadas). Y como tal recurso cómico tiene sus momentos, pero no funciona en el conjunto de la obra. Y es una pena, porque el espectáculo tiene grandes momentos, pero acaba siendo algo irregular. Aún así, sólo por disfrutar de Bárbara Lennie y Fernanda Orazi como estas dos criadas abocadas al desastre, merece la pena.

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
País: España (Comunidad de Madrid) Idioma: Español Duración aproximada: 1 hora y 20 minutos (sin intermedio) Año de producción: 2012
Versión y dirección: PABLO MESSIEZ Intérpretes: BÁRBARA LENNIE, FERNANDA ORAZI y TOMÁS POZZI Ayudante de dirección: ALICIA CALOT Diseño de iluminación: ALFONSO RAMOS Producción: LA ZONA En coproducción con: FESTIVAL DE OTOÑO EN PRIMAVERA DE LA COMUNIDAD DE MADRID Agradecimientos: TEATROS DEL CANAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID

 

LOS HOMBRES NO MIENTEN, con Arturo Fernández. El galán incombustible.

 

 

CRÍTICA

Fui a ver esta obra de teatro porque Arturo Fernández es un ejemplar en vías de extinción. Uno de los últimos actores (si no el último) capaz de llenar salas de teatro por él mismo, sin importar el texto, quién lo dirija o sus acompañantes. Un actor que hace de sí mismo, sin significar que eso sea fácil. Y sin duda una figura capital dentro de la escena de nuestro país.

Y hay que reconocer que los 82 años de Arturo Fernández son francamente espectaculares (aparenta 20 menos), a todos los niveles: física, vocal e interpretativamente. Que otra cosa es que su particular forma de hacer guste o no, pero ése es un mérito que hay que reconocer y poner sobre la mesa. Dicho esto, a mí su forma de hacer efectivamente no me agrada en exceso. La repetición hasta la extenuación normalmente no me resulta divertida (excepto en los espectáculos de La Zaranda, por ejemplo), y en este caso tampoco, aunque reconozca que en algún momento me sacó la sonrisa. Me pasa lo mismo con Antonio Resines, que visto lo visto parece alumno aventajado de Fernández (sin su elegancia y dandismo, eso sí). La obra podía haber durado media hora menos si el galán no hubiera repetido cada línea de diálogo tres veces (eso como mínimo). Y añadido al hecho de que el texto en sí no ayuda y parece que no avanza, la espectáculo se hace algo largo. En esta historia de infidelidades, mentiras y confesiones, Arturo Fernández se ve acompañado por Sonia Castelo como su mujer. Ellos escenifican el enfrentamiento principal de la obra, en el que se echan en cara que él ha tenido siete amantes mientras que ella sólo uno (con la consiguiente preocupación del galán por averiguar el nombre de este uno, que ve mucho más preocupante que si hubieran sido más). Castelo tiene una presencia fantástica y atractiva, pero resulta algo sobreactuada por momentos (Fernández no es que sea sutilísimo, pero sí, sin duda, natural). El tercero en discordia es Carlos Manuel Díaz, correcto en la mayoría de los momentos pero que resulta algo cargante en los momentos de griterío con los que quiere hacer reír al público (y aunque conmigo no lo consiguió, con el resto sí, que conste).

Los hombres no mienten es un ejemplo de alta comedia, dirigida a un público en particular, que desea pasar una buena tarde y ver al galán protagonista de los últimos cincuenta años en escena. Personalmente tampoco es de mi gusto, pero efectivamente tampoco soy público objetivo (aunque haya disfrutado con otros vodeviles light como Sé infiel y no mires con quién, por poner un ejemplo). La mayor parte del resto de la platea aplaudía y desde luego se lo pasaron bien. A mí me pareció un espectáculo convencional en todos los aspectos. Pero sigo repitiendo lo mismo. Sigue llenando los teatros. Sólo por eso merece un respeto enorme. Así que (y a pesar de que no me guste, pero los hechos son los hechos)… ¡larga vida a Arturo Fernández!

 

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Producida y dirigida por Arturo Fernández.

Arturo Fernández, Sonia Castelo y Carlos Manuel Díaz.

Teatro AMAYA de Madrid

THE SUIT, dirigida por Peter Brook. Música, celos y sillas de colores

 

CRITICA

Los espectáculos de Peter Brook son teatro en estado puro. Actores, texto y música en su ya famoso «escenario vacío». No hace falta más para transmitir toda la fuerza y maravilla del arte teatral. Unas sillas de colores y un par de bastidores, tres músicos en escena, cuatro actores y el texto «El traje» que Can Temba escribió en los años cincuenta, una historia ubicada en Sophiatown, en el extrarradio de Johannesburgo. Cuando el apartheid hincaba sus dientes en el país sudafricano. Un marido que descubre la infidelidad de su mujer. Un traje abandonado por el amante en las prisas por huir del lecho adúltero. Un símbolo de los celos y la humillación que el devoto marido obliga a tener presente a su esposa, como un tercer y mudo invitado de su vida conyugal.

Los pocos elementos con los que Peter Brook juega transmiten el ambiente de Sudáfrica de forma cristalina. Una pareja se sienta y se cubre con una manta. Están en la cama. Tres amigos se sujetan en una barra y se balancean. Están en el autobús (sólo para negros, ya que antes han pasado varios sin parar delante de ellos). Poco a poco se va desplegando ante nosotros el mundo de este cuento que Brook y sus actores nos regalan. Una delicia compuesta de música, cariño, ternura y dolor, en la que los cuatro protagonistas nos guían de forma suave y delicada a través de sus palabras y sus gestos. Nonhlanhla Kheswa está espectacular como Matilda, la adúltera. Su delicadeza y su voz hacen estremecer en los momentos musicales que nos regala (como el Strage Fruit de Billie Holliday o el Malalaika de Miriam Makeba). William Nadylam como Philemon, el sufriente esposo está perfecto, tierno y dolido. Jared McNeill es un narrador espectacular, tremendamente atrayente, y Rikki Henry asume diversos papeles secundarios de forma muy efectiva. Pero ante todo lo que consiguen todos estos actores es meterse al público en el bolsillo desde el primer momento. Conquistar sus corazones con la desnudez de cada una sus actuaciones y estremecer (con la risa y con la emoción más verdadera) desde el principio hasta el final. Un final catártico en el que el silencio se impone en la sala desnuda, después del cual arrecian los aplausos al haber vivido una maravillosa, delicada y redonda experiencia teatral.

 

 

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

THE SUIT , de Can Themba, Mothobi Mutloatse ELTRAJE yBarneySimon    TheatredesBouffesduNord
http://www.bouffesdunord.com
ESTRENO EN ESPAÑA
XXIX festival de otoño en primavera
TEATRO MUSICAL
Pais: Francia    Idioma: Ingles (con sobretitulos en español)    Duracion aproximada: 1 hora y 15 minutos (sin intermedio)
Año de produccion: 2012
Adaptacion libre, direccion y musica: PETER BROOK, MARIE-HELENE ESTIENNE y FRANCK KRAWCZYK Iluminacion: PHILIPPE VIALATTE Escenografia y vestuario: ORIA PUPPO Asistente de direccion: RIKKI HENRY Interpretes: NONHLANHLA KHESWA, JARED MCNEILL y WILLIAM NADYLAM. Musicos: ARTHUR ASTIER, guitarra RAPHAEL CHAMBOUVET, piano DAVID DUPUIS, trompeta Produccion: C.I.C.T. / THEATRE DES BOUFFES DU NORD Coproduccion: FONDAZIONE CAMPANIA DEI FESTIVAL / NAPOLI TEATRO FESTIVAL ITALIA, LES THEATRES DE LA VILLE DE LUXEMBOURG, YOUNG VIC THEATRE y THEATRE DE LA PLACE– LIEGE