POPPEA E NERONE en el Teatro Real, erotismo y decadencia

 


CRÍTICA

En un aula inmensa de una universidad de los años veinte o treinta, Séneca da una lección magistral de filosofía durante media hora a sus alumnos. Después empezará la música y la historia en sí, con estos alumnos que han crecido y son los responsables del país. Pero el aula ya no sirve para enseñar, sino que es un recuerdo del pasado por el que los personajes vagan durante las más de cuatro horas que dura el espectáculo. Esta adaptación de L’incoronazione di Poppea, la ópera de Monteverdi, por Philip Boesmans en lo musical y Krysztof Warlikowski en la puesta en escena era uno de los platos fuertes de la temporada del Real.

Warlikowski es un director arriesgado y provocador, como ya demostró en la espléndida Krol Roger. Aquí se ven destellos de esa garra y provocación, de ese gusto por la estética y las atmósferas turbias, pero la duración del espectáculo y algunas decisiones de puesta en escena lastran el resultado final. La historia de celos, envidias, muerte y ansias de poder protagonizada por Poppea, Nerón y sus parejas abandonadas, un juego de amor, muerte y poder, es uno de los libretos más potentes que se pueden encontrar. Y es un caldo de cultivo perfecto para que Warlikowski libere sus obsesiones: un grupo de atractivos figurantes de estética nazi, orgías homosexuales, máscaras anónimas de lenguas lascivas, transformismo, drogas, parejas lésbicas, erotismo necrófilo… Todo cabe en este montaje. Pero la longitud de la obra y el estatismo del inmenso decorado hacen que algunos de los múltiples detalles pierdan fuerza y se pierdan ellos mismos. Hay momentos en los que hay numerosos puntos a los que prestar atención, lo que crea una especie de ansiedad que se ve contrarrestada por otros momentos estáticos que llegan a pesar. El aula como metáfora es muy efectiva, pero a las tres horas de estar viendo el mismo decorado ya cansa, aunque en un momento dado se transforme en un gimnasio que retrotrae a esos gymnasium alemanes y la importancia de la educación física en tiempos de Hitler.




Se agradecen dos mínimos efectos de puesta en escena finales que hacen que el espectáculo remonte hasta niveles altísimos: una simple pantalla blanca sobre la que se pelean los dos protagonistas en contraposición con lo que están cantando (el “Non piú s’interporrá noia o dimora”), el espectacular número de despedida de Ottavia en el barco (nada más sencillo que ponerla a ella en una silla, a tres remeros a cada lado y que la plataforma vaya avanzando lentamente) y la boda de Poppea e Nerone, vestidos él de novia y ella de novio cantando el denominado primer dúo de amor de la historia de la ópera, el “Pur ti miro”, sentados sobre dos negros en ropa interior (fetichista es un rato el Warlikowski), uno de ellos el que interpreta a Amor (simbólico un rato también). Otro momento magnífico es el canto de Poppea sobre el cadáver de Séneca en una camilla, que resulta casi erótico. Magnífica esa decisión de puesta en escena.


 



La orquestación de Philip Boesmans, llevada a cabo por el prestigioso Klangforum Wien y dirigida por el maestro Sylvain Cambreling, es una actualización de la música de Monteverdi (que por otro lado siempre hay que reinterpretar ya que lo que queda de la composición no está completo). Es una simplificación que le resta algo de potencia objetiva y espectacularidad pero que le otorga un carácter muy especial y sensual al ser el tratamiento de música de cámara actual.

En cuanto a los intérpretes, lo más llamativo, y menos corriente en la ópera, es su nivel interpretativo. La Poppea de Nadjia Michael es una de las más potentes interpretaciones vistas esta temporada (junto con la de Eva Maria Westbroek en Lady Macbeth de Mtsensk) y le dota de una humanidad al personaje que no le viene nada mal. Poppea no es sólo una mujer pérfida sino que tiene sentimientos. Charles Castronovo defiende a su Nerone bastante bien (mejor aquí que en el montaje de Pelléas et Melisande que protagonizó). La Ottavia de Maria Ricarda Wesseling es muy potente y cautiva en su primera aparición. Así como maravillosa y sutil es la primera aparición de William Towers como Ottone con su voz de castrati (aunque en otros momentos se quede corto y a saber si se escuchaba en las alturas del Real). El Séneca de Willard White es profundo y sólido. Muy efectivo/a la Arnalta de José Manuel Zapata. Y la Drusilla de Ekaterina Siurina se llevó al público de calle con un timbre preciosos y un el personaje más agradecido de la función.




También hay que destacar la labor de la figuración y bailarines, ataviados con una vestimenta filo-nazi y en ocasiones con unas máscaras con las que parecía bastante difícil respirar, recreando unas escenas que parecen sacadas de La caída de los dioses de Visconti. Todo por el arte.

Hace menos de un año pudimos ver en Madrid en Danza otro espectáculo basado ene sta ópera, en ese caso de danza: el Poppea/Poppea de la Gauthier Dance Company. Tal vez aquél fuera más redondo. Pero el caso es que finalmente, y a pesar de algunos fragmentos más difíciles, este Poppea e Nerone consigue su objetivo y se transforma en una reflexión sobre la decadencia de la sociedad (actual o pasada), y el peligro de las ansias del poder y erotismo extremo. Lo bueno es que acaba en alto y se perdona su irregularidad. Y deja momentos memorables, potentes y turbios para el recuerdo. Pur ti miro, Pur ti godo, pur ti stringo, pur t’annodo. Più non peno, più non moro…


 

 

FICHA TÉCNICO – ARTÍSTICA

Poppea e Nerone (L’incoronazione di Poppea)
de Claudio Monteverdi (1567-1643)
Dramma in musica en un prólogo y tres actos
Libreto de Giovanni Francesco Busenelli
Orquestación de Philippe Boesmans
Encargo y nueva producción del Teatro Real
Estreno mundial

Director musical     Sylvain Cambreling
Director de escena     Krzysztof Warlikowski
Escenógrafa y figurinista     Malgorzata Szczesniak
Iluminadora     Felice Ross
Coreógrafo     Claude Bardouil
Creador videográfico     Denis Guéguin
Dramaturgo     Christian Longchamp

Reparto
Poppea    Nadja Michael (12, 14, 16, 18, 19, 21, 22, 24, 26)
Sofia Soloviy (28, 30)
Nerone     Charles Castronovo
Ottavia     Maria Riccarda Wesseling
Ottone     William Towers
Seneca     Willard White

Continuo
Clave     Eugène Michelangeli
Klangforum Wien

Colaborador especial para la producción    Jonathan Littell
El prólogo teatral se basa en textos de Michel Foucault, Thomas Hobbes, Christopher Isherwood y Wittgenstein de Derek Jarman.

Duración aproximada:
Prólogo y Acto I: 1 hora y 55 min.
Pausa de 25 min.
Actos II y III: 1 hora y 40 min.


AINADAMAR, una fuente de lágrimas en el Teatro Real



La noche no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.

Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.

Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.




CRITICA

Sólo por escuchar este poema de Lorca de la voz de Nuria Espert ya merecía la pena asistir a Ainadamar, la ópera (o drama lírico) de Osvaldo Golijov con libreto de David Henry Hwang, el cierre de esta temporada del Teatro Real. Un espectáculo que continuando con la tónica del resto que ha traído Gerard Mortier al coliseo madrileño ha recibido opiniones encontradas. Cada uno tiene sus preferencias y para gustos los colores, como dicen.

Ainadamar (fuente de lágrimas), la historia de Margarita Xirgú recordando a Lorca, su figura y su muerte, entreverada con las alusiones al sacrificio de la republicana Mariana Pineda, es sensaciones, poesía y arte sobrevolando un escenario. Se puede achacar que el libreto sea algo maniqueo. Sí. Se puede criticar la decisión de los micrófonos para aumentar la capacidad vocal de los intérpretes. También. Se puede decir que es una amalgama confusa de estilos musicales. Se podría decir que también. Pero hay que reconocer que posee una potencia evocadora, onírica y subyugante absolutamente estremecedora si se decide no ir con la mente cerrada y abrirse a una experiencia que mezcla la música árabe, con el jazz, la lírica, el flamenco y los paisajes sonoros vanguardistas entre los poemas de Lorca. Todo en un escenario pintado a mano por el artista chicano Gronk, que evoca a Diego Rivera y el Guernica de Picasso en un cubismo que cobra vida con los juegos de luces y los movimientos de los personajes. El enfant terrible Peter Sellars, director de este montaje y de otro de esta última temporada (Iolanta/Perséphone) logra momentos de auténtica delicadeza y sensibilidad con su puesta en escena.




En cuanto a los intérpretes, todos transmitían lo que debían transmitir: Jessica Rivera como Margarita Xirgú joven, Kelley O’Connor en el de Lorca y Nuria Rial en el de Nuria (en homenaje a la misma Nuria Espert), cada una en su lugar. Y Nuria Espert en el papel de Margarita Xirgú mayor, con su voz y su presencia (y mucho más comedida que en otras ocasiones) dota de una profundidad y emoción a los nueve poemas del Diván del Tamarit escogidos para la ocasión (y no presentes en versiones anteriores del espectáculo por problemas de derechos, asunto arreglado para el estreno en España) (razón por la que tampoco hay frases de Lorca entremezcladas en el libreto musical) absolutamente espléndidos. Respecto al asunto de los micrófonos, si se utiliza con fines expresivos no me parece mal. En este caso en la mayoría de las ocasiones se utilizaba bien, y provoca una serie de sensaciones que de otra manera sería imposible experimentar (respiraciones, ecos…). Todo para lograr una unión con la orquesta dirigida por Alejo Pérez cuyo objeto es crear una atmósfera única.

Tiene detalles como ese maniqueísmo peligroso, un baile flamenco del falangista algo repetitivo o un coro que a Sellars (como ya pasó en Iolanta/Perséphone) se le escapa a veces de las manos, empeñado en hacer coreografías sencillas y simbólicas pero que no llegana funcionar del todo, que se le puede echar en cara. Pero también tiene otros momentos magníficos a nivel de puesta en escena: el fusilamiento de Lorca y sus dos acompañantes, en un crescendo de disparos y movimientos en bucle acompañados por un cante jondo. Y ese final en el que el panel trasero se levanta y deja ver las puertas del real abiertas hacia la plaza de Isabel II, con una luz cegadora que deja al coro y los intérpretes a contraluz, es sencillamente espectacular. La idea de que la vida real entre antes a escena de que uno salga del teatro ya se ha visto en otras ocasiones (hace poco en el montaje en el Matadero de Los últimos días de Judas Iscariote), pero sigue siendo tremendamente efectivo y espectacular. Y la música, por mucho que se le achaque superficialidad, me parece una maravilla. Un camino único para andar los pasos de la poesía lorquiana:

Nadie comprendía el perfume de la oscura magnolia de tu vientre. Nadie sabía que martirizabas un colibrí de amor entre los dientes.

Mil caballitos persas se dormían en la plaza con luna de tu frente, mientras que yo enlazaba cuatro noches tu cintura, enemiga de la nieve.

Entre yeso y jazmines, tu mirada era un pálido ramo de simientes. Yo busqué, para darte, por mi pecho las letras de marfil que dicen «siempre»,

«siempre, siempre»: jardín de mi agonía, tu cuerpo fugitivo para siempre, la sangre de tus venas en mi boca, tu boca ya sin luz para mi muerte…




FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Director musical Alejo Pérez

Director de escenaPeter Sellars

Escenógrafo Gronk

Figurinista Gabriel Berry

Iluminador James F. Ingalls

Director del coro Andrés Máspero

Margarita Xirgu :  Nuria Espert      Jessica Rivera

Federico García Lorca:    Kelley O’Connor

Nuria: Nuria Rial

Ruiz Alonso: Jesús Montoya     Marco Berriel

José Tripaldi: Miguel Ángel Zapater

Un maestro: David Rubiera  Un torero: Ángel Rodríguez

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real (Coro Intermezzo y Orquesta Sinfónica de Madrid)

PÁGINA WEB DEL ESPECTÁCULO


LIGAZÓN, un Valle animal, erótico y actual

CRÍTICA

Rito teatral. Unión de sangre con sangre. Violencia. Erotismo. Oscuridad. Ligazon es un viaje a las entrañas de Valle-Inclán. Reflejo en un espejo deformado de marco contemporáneo. Referencias estilísticas que transitan desde el universo gitano a la estética ochentera. Un cúmulo de personajes marginales y de pulsiones sin fecha de caducidad. Ligazón es un proyecto atmosférico, oscuro y de fisicidad apabullante en el que las palabras de Valle se entremezclan con un paisaje sonoro que acompaña la acción a través de senderos íntimos e inquietantes. Poniendo de relieve un subconsciente violento de figuras que se mueven como animales y de claroscuros cubiertos de tierra.

La historia de Ligazón es la de una mozuela a la que su madre y la alcahueta de su tía pretenden vender por una gargantilla. Pero la mozuela, una joven, niña-mujer sensual y provocadora, conoce a un afilador del que queda prendada. La historia se nos traslada en unas imágenes inquietantes que hay que medio adivinar en la oscuridad. Así como hay que adivinar en ocasiones las palabras de Valle (que reconozcamos si no estás acostumbrado a este tipo de texto a veces no son fáciles de seguir). Pero gracias a montajes como éste, Valle vuelve en un conjunto salvaje y pasional que recuerda por qué se le considera un maestro atemporal.

La tía (Javier Carramiñana) que recuerda en su estética a la Movida (imposible no acordarse de Fabio MacNamara al verle). La madre (Haizea Águila Mínguez) personaje mezquino pero con puntos cómicos (con una presentación memorable gracias a un baile absolutamente hilarante). El pretendiente judío (Antonio Jiménez) una especie de mafioso gitano continuamente presente en escena, estático. El afilador (Pablo de la Chica) un hombre salvaje y físico (oscuro y lobuno, imagen de una pasión y sexualidad a flor de piel). Y la mozuela (Elena Esparcia Pinar) figura central que nos lleva de unas sensaciones a otras de forma maravillosa. Todos nos introducen en este mundo oscuro y tenebroso de la mano de la directora Mathilde Rambourg. Un universo telúrico, en el que todo (escenografía, iluminación, vestuario, sonido) contribuye para tejer una tela de araña alrededor del espectador, que no puede escapar del experimento sensorial que es la puesta en escena de este espectáculo. Un espectáculo que, salvando las distancias pero unidos por el espíritu del esperpento, recuerda a los magníficos espectáculos de La Zaranda (como Cuando la vida eterna se acabe o ese último La patria de los espectros), con esa fisicidad y carácter ceremonial y casi místico de la experiencia teatral.

Cuarenta minutos de sensaciones, con momentos magníficos como ese baile entre el Afilador y la Mozuela con la máscara del can que le ataca en el camino. Lo más llamativo de la escenografía, ese suelo lleno de tierra, que dota a la puesta en escena de gran fisicidad. Gran acierto de la puesta en escena la recreación en directo de la música por el compositor, Facundo Devitto Mokotoff, en un camino electrónico de bases que acompañan a los personajes durante casi toda la pieza. Y en cuanto a las actuaciones, todos cumplen perfectamente su cometido, pero es de recibo destacar la química entre la pareja protagonista de la mozuela y el afilador, que regalan momentos de sensualidad y complicidad sin necesidad de recurrir a recursos explícitos. Esto consigue una pasión y un erotismo muy especial e intenso, con su clímax en el momento casi místico de esa ceremonia de ligazón que da nombre a la pieza.

La obra forma parte ahora del recientemente estrenado Festival Fringe de Madrid. Pero hay que decir que méritos tiene para hacerse un hueco en alguna sala del circuito independiente durante más tiempo. Porque el carácter de las palabras de Valle-Inclán en este montaje sigue siendo igual de sugerente y mágico como hace un siglo: ¡Besa! ¡Muerde! ¡Ligazón te hago!


FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Ligazón. De: Valle- Inclán. Dirección: Mathilde Rambourg. Dramaturgista: Javier Hernando Herráez. Coreografía: Xenia Sevillano. Elenco: Haizea Águila Mínguez, Javier Carramiñana, Pablo de la chica, Elena Espacia Pinar. Música: Facundo Devitto Mokotoff. Espacio Escénico: María Carvajal. Iluminación: Rodrigo Alonso Miranda. Vestuario: Antonio Jiménez.

FESTIVAL FRINGE MADRID. Centro Cultural Conde Duque.



Trailer Lig∆zón from Mathilde Rambourg on Vimeo.

DUDA RAZONABLE, en la Sala Cuarta Pared

 

Para leer la crítica sobre el espectáculo de Duda Razonable que se representa en la sala Cuarta Pared, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

 

http://www.notodo.com/escena/teatro_independiente/3753_duda_razonable_sala_cuarta_pared_madrid.html

Duda razonable, dirigida por Josep Maria Mestres, se plantea en la Sala Cuarta Pared

¿Qué harías tú si sabes que alguien es víctima de un maltrato? Esta es la base de Duda razonable, la obra que recala en la Sala Cuarta Pared de Madrid. Un thriller ético escrito por Borja Ortiz de Gondra y dirigido por Josep María Mestres. El espectáculo comienza con un off de una violenta pelea, un hombre en el suelo y una excusa, y una chica que habla por teléfono que intenta poner excusas pero no es capaz de ello. Después comienza la obra en sí: una pareja coge una llamada del teléfono que se ha dejado olvidado la chica de la limpieza. Es una amenaza. Y a partir de ese momento los protagonistas se debaten entre el deber, la obligación moral, suobligación moral o el mirar hacia otro lado. La confrontación con la propia chica y con su padre vertebra la narración y nos va llevando a través de los lados oscuros de los personajes en una serie de juegos en los que no se sabe qué es verdad y qué mentira.

La obra, con puntos cómicos a pesar del tema tratado, avanza en general dinámica y con buen pulso dirigida por la mano de Josep María Mestres, de quien vimos esta temporada el Purgatorio con Carme Elías y Viggo Mortensen. La escenografía, con proyecciones y varios sencillos pero funcionales y estéticos espacios, es muy adecuada y ayuda a rápidos cambios de escena salpicados por música y palabras proyectadas (ya que además la protagonista es también escritora). Y los actores, pilar del espectáculo, realizan una muy buena labor. Marcial Álvarez como el profesor y Ana Pimenta como su mujer, la escritora, logran un tándem con gran química y muy eficaz. Celia Pastor como la desencadenante del conflicto no llega a su altura, pero se defiende. Y Alberto Huicilogra una gran caracterización como su padre, un hombre desorientado y alcohólico.

La estructura cinematográfica, de escenas cortas, aligera el ritmo, que sin embargo va pesando cuando se acerca el final. Porque lo que se estaba transformando en una disgresión sobre la concepción de la violencia, sus diversas formas y perversiones, acaba en lo que parece que quiere evitar precisamente el espectáculo: una obra tirando a moral. Si no fuera por esto la obra sería seguramente más potente. Aún así, y aunque resultan tal vez excesivos tantos puntos de giro, el espectáculo es sólido. Hay que agradecer el tratar un tema tan delicado e intentar huir de estereotipos, incluso aunque no se consiga completamente. Y, sobre todo en el bloque central, se plantean una serie de dudas y situaciones (razonables o no) realmente interesantes sobre las que reflexionar.

+ INFO

Nombre del montaje: Duda razonable

Disciplina: Teatro independiente

Director: Josep Maria Mestres

Autor: Borja Ortiz de Gondra

Reparto: Ana Pimenta, Marcial Álvarez, Celia Pastor, Alberto Huici

Diseño de escenografía: José Tomé
Diseño de Iluminación: Xabier Lozano
Ayudante de dirección: Alberto Huici
Diseño de vestuario: Ana Turrillas
Música original: Iñaki Salvador

D�nde: Sala Cuarta Pared

Direcci�n: Ercilla, 17. Madrid

Hasta: 22.07

Horario: De miércoles a domingo 21.00h

Precio: 12 euros

Venta de entradas: www.entradas.com

PARCHíS en el Teatro de La Latina

 

Para leer la crítica sobre el espectáculo de Parchís que se representa en el Teatro La Latina, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

http://www.notodo.com/escena/musical/3723_parchs_teatro_la_latina_madrid.html

Parchís vuelve (renovado) al Teatro La Latina con chavalada nueva en sus filas

¡¡Bizarrada del mes!! ¡¡Parchís is back!! No evidentemente los originales, que ya casi peinan canas, sino un remake de la formación infantil ochentera, con nuevos componentes que valen para cantar, actuar, hacer acrobacias y gracietas varias en un nuevo espectáculo musical para toda la family que está de gira por España y ahora se puede ver el Teatro La Latina. Después de un comienzo con toques de Frankenstein y música a lo El fantasma de la ópera protagonizado por el Profesor Cubilete y su ayudante Cataplasma (yes, grandes nombres), aparecen los cinco componentes: rojo, azul, verde y amarillo, amén del dado, de blanco (que por cierto, parece un mini Michael Jackson, cómo se nota que ha salido del espectáculo Forever King of Pop). La historia, un poco a lo Dragones y Mazmorras, salvando las distancias (viaje a un mundo mágico al acabar los chavales en un desván abandonado en un día lluvioso) es lo de menos en un espectáculo remember, adaptado para las nuevas generaciones, de canciones míticas como el Twist del colegio, La batalla de los planetas u otros clásicos infantiles de ayer, hoy y siempre como el Veo Veo o aquel Tigres tigres leones leones… El punto indieademás está ahí (aunque escondido), porque la música la produce Javier Carrasco, de Betacam y Templeton.

Y el rollo retro también está ahí, porque las canciones son las que son. Aunque la modernidad llega a todos los rincones: además de las versiones remozadas de los temas, los chavales se han vuelto más bailarines, como salidos del concurso Fama ¡a bailar! (ahí han mejorado, porque hay que reconocer que las coreos del grupo original no es que fueran el colmo de la complejidad, aunque tuvieran su puntito) y son un poco más pijillos (las zapatillas que llevan parecen un catálogo variado de marcazas, cada niño-color con una diferente) (y por cierto no las vamos a nombrar aquí, que publicidad gratis la justa y necesaria). Por no hablar de que se reservan para los bises un remix que incluye desde Coldplay hasta Nena Daconte pasando por Black Eyed Peas (OMG!). Pero hay que reconocer que los chavales lo dan todo y no cantan mal, así que no nos vamos a meter con ellos. No somos tan mezquinos, aunque seguro que lo estáis deseando, malas personas. Además también está por ahí Sergio Pazos (ex – Caiga Quien Caiga) como el malvado profesor, que no lleva nada mal el registro payasil y hace reír a la muchachada de lo lindo. Aparte de soltar alguna perlita sin precio como que va a inventar la fregona, Internet y a Esperanza Aguirre

El chow, con guiños a la generación de La Bola de Cristal (Pazos también suelta en un par de veces aquello de Viva el mal, viva el capital, que a los niños de ahora como que parece que no les hace mucha gracia), es una colorista revisión de aquellos temas que tenemos grabados en la cabezota. Y por cierto, que se me olvidaba: los diseñadores de los fondos animados merecen una mención aparte, ya que los dibujos tiene un aire ligeramente entripado con reminiscencias de aquel Day of the tentacle de LucasArts. Si los miras mucho, entre que los bichejos son de lo más raro y se repiten como en un bucle infinito acabas incluso un poco colocado.

Algunos dirán que es un sacrilegio esta revisión, pero personalmente, después de ver a Leticia Sabater desnuda como portada de Interviú, ya no hay nada que me pueda impactar. Y la verdad, como espectáculo infantil, que al fin y al cabo es de lo que se trata, no está nada mal. En serio. Los chavales la verdad es que se lo pasaban como enanos, y los padres también, que se les notaba. Incluso yo morí de envidia cuando a una niña del público le cantaron el mítico Cumpleaños Feliz. A puntito estuve de inventarme que era mi cumpleaños. Y lo último: pido por favor que la nueva versión de la canción Corazón de plomo (con su fondo chunda chunda y todo) se transforme en indispensable del verano para las pistas de las discotecas más petardas. ¡¡Temazo!!

+ INFO

Nombre del montaje: Parchís en el mundo mágico

Disciplina: musical

Director: Alfredo Tobía

Autor: Jose Perié y Alfredo Tobía

Reparto: Manuel Rios, Miriam Frías, Gaby del Castillo, Andrea Ruíz, David García, Sergio Pazos y David Tenreiro

Dirección Ejecutiva: Silverage Entertainment
Coreógrafa: Ana López Infante (Perfordance)
Casting: Carlos Lopez Infante (Perfordance)
Diseño de visuales: Luis Alberto Falomir y Jose Carlos Villarino
Escenografía: Pinto decorados
Diseño de Vestuario: Iñigo Sadaba.
Efectos especiales e ilusionismo: Raul Alegría
Músicas: Javier Carrasco y Javier Saiz
Dirección de voces: Beatriz Riesco y Javier Saiz
Diseño de peluquería: Lucrecia Martínez

D�nde: Teatro La Latina

Direcci�n: Plaza de la Cebada, 2. Madrid

Hasta: 22.07

Horario: De miércoles a domingo 19.00h

Precio: De 15 a 25 euros

Venta de entradas: www.telentrada.com

VERANO, de Jorge Roelas. Whisky, mentiras y tardes de estío

 

Para leer la crítica sobre el espectáculo Verano que se representa en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, remito a mi reseña publicada en la web de cultura NOTODO.COM, que se puede encontrar en el siguiente link:

http://www.notodo.com/escena/teatro_contemporaneo/3717_verano_teatro_fernn_gmez_madrid.html

El Verano llega al Teatro Fernán Gómez

Cuando alguien quiere contarte algo, lo hace sin necesidad de preguntar. Si preguntas demasiado te arriesgas a que te mientan. Es una de las frases, tal vez clave, de la obra Verano de Jorge Roelas, dirigida por Tamzin Townsend y que se acaba de estrenar en el Teatro Fernán Gómez de Madrid. Todo sucede en una tarde de verano asfixiante, en la que Carmen y Gabriela, madre e hija, esperan la visita de Gabi, la escritora de una novela llamada Verano, a la que pretenden acorralar y engañar por motivos que pronto se desvelarán. Las tres mujeres presentes y un personaje masculino ausente (generador de relaciones y emociones encontradas) son las figuras alrededor de las cuales se articula esta función, primera obra teatral del actor Jorge Roelas, que sale airoso del reto.

Verano es un espectáculo que, sin ser una obra maestra, logra su objetivo con creces: interesar, entretener e intrigar. Estructurado en forma de thriller con toques de comedia, Verano es un texto en el que lo primordial son las actuaciones. El resto de la puesta en escena, incluido un aparentemente sencillo pero a la fin determinante y original decorado que representa el despacho de la casa familiar del hombre ausente, acompaña el texto y las interpretaciones de las tres actrices protagonistas. Ana Marzoa demuestra su experiencia sobre las tablas y dota a su Carmen, la madre, de una serie de detalles y una evolución que hace de su actuación la mejor de la función. Lidia Navarro (actriz que destacó entre otras en el culebrón de qualité español Herederos), se desenvuelve perfectamente en escena y destaca con un cambio de registro que sorprende y resulta muy eficaz. Merece la pena seguir la pista a esta actriz a partir de ahora. Y Ruth Gabriel (cómo ha crecido esta chica desde Barrio Sésamo, todo hay que decirlo) empieza sin llegar a convencer del todo, pero poco a poco va ganando presencia hasta ponerse a la altura de sus compañeras. Porque exactamente esto es lo que sucede con la obra, que comienza de forma algo convencional pero va ganando enteros poco a poco, acabando en alto y logrando dejar un muy buen sabor de boca. Es una obra de personajes que no paran de beber whisky, que mienten más que hablan, y de sorpresas, en la que parece que sabes qué va a pasar (adivínalo, se repiten continuamente las actrices las unas a otras, y casi se lo dicen también al espectador). Y efectivamente sucede lo que creías (y es que ahí no te dan gato por liebre) pero aderezado con unos cuantos giros más. Todo bien construido, bien dialogado y con un ritmo que la directora Tamzin Townsend, después de haber dirigido éxitos como El método Grönholm o Un dios salvaje, tiene más que controlado. Roelas ha conseguido una obra entretenida y con detalles interesantes de cara a la definición de los personajes (por ejemplo esa obsesión del personaje masculino ausente por no instalar aire acondicionado en ningún sitio, que reitera la capacidad de amargar a los que le acompañan). Desde luego se puede decir que hay un autor prometedor en Roelas (más cercano a la dramaturgia de género americana que al costumbrismo cañí) y que es una opción este Verano muy aconsejable para pasar una entretenida tarde huyendo del calor estival bajo techo. Porque, punto importante, en este teatro sí que hay aire acondicionado.

Verano
+ INFO

 

Nombre del montaje: Verano

Disciplina: teatro contemporáneo

Director: Tamzin Townsend

Autor: Jorge Roelas

Reparto: Ana Marzo, Lidia Navarro, Ruth Gabriel

Ayudante de dirección: Emilio Lorente
Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda
Iluminación: Felipe Ramos
Música: Pavel Sakuta
Vestuario: Javier Zapardiel

D�nde: Teatro Fernán Gómez

Direcci�n: Plaza de Colón 4

Hasta: 29. 07

Horario: De martes a sábado 20.30h. Domingos 19.30h.

Precio: 18 euros. Martes y miércoles 15 euros

Venta de entradas: http://www.telentrada.com

FESTIVAL DE TEATRO CLÁSICO DE MERIDA

 

Para leer la noticia sobre la programación del Festival de Teatro Clásico de Mérida, remito al artículo publicado en NOTODO.COM que podéis leer pinchando en el siguiente link:

 

http://www.notodo.com/citas/festival_de_teatro/3710_festival_de_mrida_varias_sedes_mrida.html

El Festival de Teatro Clásico de Mérida regresa a la capital extremeña con su cita anual

Escuchad. ¿No oís ecos de tragedia? Porque un año más se acerca el festival de teatro más clásicamente violento y dramático que se celebra por estos lares. Hijos enamorados de sus madres, progenitoras que se cargan a sus retoños, amantes que se piran de viaje durante veinte años, incestos, obsesiones y coros agoreros (todos ellos elementos con los que Freud quedó un poco colgado) se dan cita de nuevo como cada año en el Festival de Teatro Clásico de Mérida. Muestra tremenda en lugar inmejorable de las más trágicas obras del mundo clásico, que, en esta ocasión se centra en el mundo griego. Porque si Europa tiene la vista fija en Grecia (con miedito, todo sea dicho), Mérida no va a ser menos.

Seis estrenos se podrán ver en el Teatro Romano de la ciudad extremeña entre el 5 de julio y el 26 de agosto. Una cita ineludible para aquellos amantes de las emociones fuertes y las historias truculentas. Y del teatro, por supuesto:

– Del 5 al 8 de julio se representará Hélade, espectáculo inaugural dirigido por Joan Ollé y protagonizado por algunos de los actores más archiconocidos de la escena española: Lluís Homar, José María Pou, Concha Velasco y Maribel Verdú. Junto a ellos estarán los músicos Ara Malikian y Toti Soler. Una retrospectiva y viaje por la Grecia clásica de la mano de sus creadores con el objetivo de sentirla y mirarla desde el siglo XXI. Pero también un paseo por la Grecia desgarrada y trágica actual. Un mix de emociones y reflexiones que promete.
– Del 11 al 15 de julio se podrá ver también Anfitrión de Plauto (el único intruso romano entre tanto heleno), montaje dirigido por Juan Carlos Pérez de la Fuente y protagonizado por Roberto Álvarez, Juanjo Cucalón, Patxi Freytez, Jorge Roelas, Natalia Millán y María Felices. En palabras de Pérez de la Fuente, Gran carnaval de celos, caos, confusión y neurosis, de donde nacerá el humor. Vamos, una receta llena de problemas mentales de narices para divertir al respetable, que también viene bien.
– Del 20 al 22 y del 24 al 29 de julio José Carlos Plaza dirigirá otro de los platos estrella, Electra de Eurípides, en el que repite con Ana Belén y Fran Perea después de la muy interesante Fedra. También en el reparto la gran Julieta Serrano o Carlos Álvarez Novoa. La intensidad está servida.
– Del 1 al 5 y del 8 al 12 de agosto el hiperactivo Rafael Álvarez El Brujo dirigirá y protagonizará La odisea de Homero. El actor y director se lleva a su terreno este épico poema griego que narra las vicisitudes del héroe Odiseo en su periplo de veinte años de regreso a su patria, Ítaca. Un one man show clásico marca El Brujo.
– Del 16 al 19 de agosto se representará Bacantes de Eurípides bajo la dirección de Carlos Álvarez Ossorio. Una compleja tragedia en la que las cosas nunca son lo que parecen. Una descarga brutal de adrenalina que lleva a la esencia de la tragedia griega. Además como extra, el freak Matthew Herbert, que lo mismo te utiliza un periódico que una sartén o una bolsa de patatas fritas para componer, actuará en directo poniendo la banda sonora a este espectáculo, en el que precisamente la música pone en trance a todos los habitantes de la ciudad de Tebas. Ahí es nada.
– Y por último (but not least), del 22 al 26 de agosto Denis Rafter dirigirá Áyax de Sófocles, la historia de un hombre que prefiere morir a vivir humillado. Cual Che helénico.

Pero esta parada de los monstruos extremeñamente clásica no acogerá sólo representaciones, sino también otras actividades, como el Foro de Festivales, en el que se reunirán los máximos responsables de algunos de los más importantes encuentros teatrales del mundo para compartir problemas (que en todos sitios cuecen habas). Además Mérida albergará un ciclo de conferencias a cargo de destacadas personalidades de la cultura europea y otras actividades artísticas callejeras (que no todo va a ser el Anfiteatro). Vamos, que va a haber para elegir. Y luego se atreverán a decir que en Extremadura no hay nada que ver y que sólo sirve para cruzar a Portugal…