EL PÚBLICO, una experiencia lorquiana en el Teatro Real

El publico 7618

Podéis encontrar mi reseña de la ópera El público que se acaba de estrenar en el Teatro Real, pinchando aquí, en la web de cultura de Notodo.com. Una espectáculo único y fascinante compuesta por Mauricio Sotelo y basada en la obra de Federico García Lorca que envuelve con su surrealismo al espectador.

AINADAMAR, una fuente de lágrimas en el Teatro Real



La noche no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.

Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.

Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.




CRITICA

Sólo por escuchar este poema de Lorca de la voz de Nuria Espert ya merecía la pena asistir a Ainadamar, la ópera (o drama lírico) de Osvaldo Golijov con libreto de David Henry Hwang, el cierre de esta temporada del Teatro Real. Un espectáculo que continuando con la tónica del resto que ha traído Gerard Mortier al coliseo madrileño ha recibido opiniones encontradas. Cada uno tiene sus preferencias y para gustos los colores, como dicen.

Ainadamar (fuente de lágrimas), la historia de Margarita Xirgú recordando a Lorca, su figura y su muerte, entreverada con las alusiones al sacrificio de la republicana Mariana Pineda, es sensaciones, poesía y arte sobrevolando un escenario. Se puede achacar que el libreto sea algo maniqueo. Sí. Se puede criticar la decisión de los micrófonos para aumentar la capacidad vocal de los intérpretes. También. Se puede decir que es una amalgama confusa de estilos musicales. Se podría decir que también. Pero hay que reconocer que posee una potencia evocadora, onírica y subyugante absolutamente estremecedora si se decide no ir con la mente cerrada y abrirse a una experiencia que mezcla la música árabe, con el jazz, la lírica, el flamenco y los paisajes sonoros vanguardistas entre los poemas de Lorca. Todo en un escenario pintado a mano por el artista chicano Gronk, que evoca a Diego Rivera y el Guernica de Picasso en un cubismo que cobra vida con los juegos de luces y los movimientos de los personajes. El enfant terrible Peter Sellars, director de este montaje y de otro de esta última temporada (Iolanta/Perséphone) logra momentos de auténtica delicadeza y sensibilidad con su puesta en escena.




En cuanto a los intérpretes, todos transmitían lo que debían transmitir: Jessica Rivera como Margarita Xirgú joven, Kelley O’Connor en el de Lorca y Nuria Rial en el de Nuria (en homenaje a la misma Nuria Espert), cada una en su lugar. Y Nuria Espert en el papel de Margarita Xirgú mayor, con su voz y su presencia (y mucho más comedida que en otras ocasiones) dota de una profundidad y emoción a los nueve poemas del Diván del Tamarit escogidos para la ocasión (y no presentes en versiones anteriores del espectáculo por problemas de derechos, asunto arreglado para el estreno en España) (razón por la que tampoco hay frases de Lorca entremezcladas en el libreto musical) absolutamente espléndidos. Respecto al asunto de los micrófonos, si se utiliza con fines expresivos no me parece mal. En este caso en la mayoría de las ocasiones se utilizaba bien, y provoca una serie de sensaciones que de otra manera sería imposible experimentar (respiraciones, ecos…). Todo para lograr una unión con la orquesta dirigida por Alejo Pérez cuyo objeto es crear una atmósfera única.

Tiene detalles como ese maniqueísmo peligroso, un baile flamenco del falangista algo repetitivo o un coro que a Sellars (como ya pasó en Iolanta/Perséphone) se le escapa a veces de las manos, empeñado en hacer coreografías sencillas y simbólicas pero que no llegana funcionar del todo, que se le puede echar en cara. Pero también tiene otros momentos magníficos a nivel de puesta en escena: el fusilamiento de Lorca y sus dos acompañantes, en un crescendo de disparos y movimientos en bucle acompañados por un cante jondo. Y ese final en el que el panel trasero se levanta y deja ver las puertas del real abiertas hacia la plaza de Isabel II, con una luz cegadora que deja al coro y los intérpretes a contraluz, es sencillamente espectacular. La idea de que la vida real entre antes a escena de que uno salga del teatro ya se ha visto en otras ocasiones (hace poco en el montaje en el Matadero de Los últimos días de Judas Iscariote), pero sigue siendo tremendamente efectivo y espectacular. Y la música, por mucho que se le achaque superficialidad, me parece una maravilla. Un camino único para andar los pasos de la poesía lorquiana:

Nadie comprendía el perfume de la oscura magnolia de tu vientre. Nadie sabía que martirizabas un colibrí de amor entre los dientes.

Mil caballitos persas se dormían en la plaza con luna de tu frente, mientras que yo enlazaba cuatro noches tu cintura, enemiga de la nieve.

Entre yeso y jazmines, tu mirada era un pálido ramo de simientes. Yo busqué, para darte, por mi pecho las letras de marfil que dicen «siempre»,

«siempre, siempre»: jardín de mi agonía, tu cuerpo fugitivo para siempre, la sangre de tus venas en mi boca, tu boca ya sin luz para mi muerte…




FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Director musical Alejo Pérez

Director de escenaPeter Sellars

Escenógrafo Gronk

Figurinista Gabriel Berry

Iluminador James F. Ingalls

Director del coro Andrés Máspero

Margarita Xirgu :  Nuria Espert      Jessica Rivera

Federico García Lorca:    Kelley O’Connor

Nuria: Nuria Rial

Ruiz Alonso: Jesús Montoya     Marco Berriel

José Tripaldi: Miguel Ángel Zapater

Un maestro: David Rubiera  Un torero: Ángel Rodríguez

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real (Coro Intermezzo y Orquesta Sinfónica de Madrid)

PÁGINA WEB DEL ESPECTÁCULO


TOSCA, el triunfo de la la tradición

Foto: Javier del Real

CRÍTICA

Es esta Tosca que se representa en el Teatro Real una de esas típicas óperas «de repertorio», de las clásicas, las tragedias melodramáticas con grandes arias y que ofrecen voces espectaculares. De ésas que no defraudan.

Tosca es una ópera tremendamente cinematográfica, muy dinámica, que te atrapa desde el primer momento y no te suelta hasta el final. Melodramática y folletinesca, desde luego, pero por ello mismo logra algo que no deja de tener un mérito increíble: que tres horas (dos, si excluimos los descansos) pasen como media. Es lo grande que tiene esta pieza de Puccini, que no deseas que termine. Y esta reposición del montaje de 2004, dirigido en lo musical por Renato Palumbo y en lo escénico por Nuria Espert, desde luego consigue ese efecto.

En cuanto a los intérpretes: Sondra Radvanovsky como Tosca es francamente espectacular en lo vocal, con una intensidad increíble, aunque para mí le falte algo de pasión en el apartado interpretativo con respecto a los momentos de más intimidad con Cavaradossi. Un Caravadossi muy bien interpretado en este elenco por Jorge de León, y poseedor de una voz privilegiada también. El tercero en discordia y el malvado de la función, Scarpia (en el original policía y en esta versión clérigo lascivo ansioso de poder), lo defiende un George Gagnidze perfecto tanto en su labor musical como interpretativa.

En cuanto al apartado escénico, hay ciertos elementos que, personalmente, no me llegan a convencer demasiado. Tal vez resulta excesivamente recargado el escenario de esa iglesia que tenemos presente en todo momento con los frescos del juicio final, que funcionan como elemento simbólico y asfixiante a la par, pero que tal vez podía haber aparecido sólo al final, como sucede en el tercer acto, pero sin estar de continuo en los dos primeros. Además esas columnas (también repletas de esas imágenes), que parecen de plástico (igual que el resto de paneles), no llegan a convencer. Los elementos centrales (la piedad rodeada de velas en el primer acto, el crucifijo con la mesa delante en el segundo, y el muro de ejecución en el tercero), sin embargo funcionan muy bien. En cuanto al par de momentos en el que se juega más con el escenario, el primero, en el final del primer acto, abriéndose a la procesión eclesiástica, es espectacular, y en el segundo acto, el momento de la tortura resulta algo gratuito. Se transparentan los frescos dejando ver detrás multitud de hombres contorsionándose. Y es gratuito porque no se vuelve a utilizar este recurso en ningún momento y tal vez no cuadra con el resto de la estética.

En cuanto al movimiento de los intérpretes por la escena resulta muy bien orquestado y dota de gran dinamismo a la representación. Con excepción tal vez de esa cuerda de presos del comienzo del tercer acto, que tal vez podría sobrar ya que resulta algo falsa y rompe con el ritmo del resto de la función, por lo menos como está ahora.

De todas formas todo esto son pequeños fallos, simples detalles, para una de esas obras que sirven para enganchar a quien se acerque por primera vez al mundo de la ópera y para seguir enamorando a aquél que ya esté inmerso en él. Momentos como el apoteósico «Te Deum», el intenso enfrentamiento de Tosca y Scarpia o la bellísima aria «E lucevan le stelle» de Caravadossi del tercer acto son momentos de increíble belleza e intensidad emocional que sin duda alguna merecen la pena ser experimentados en un teatro.

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Melodrama en tres actos de Giacomo Puccini (1858-1924), según un libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en la obra de teatro La Tosca (1887) de Victorien Sardou.

Tosca se estrenó en el Teatro Costanzi de Roma el 14 de enero de 1900.

Esta representación significa una reposición de la producción del Teatro Real de 2004 y se trata de una coproducción con la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO).

La ópera se representa en lengua italiana.

Dirección de escena: Nuria Espert

Dirección musical: Renato Palumbo

Escenografía: Ezio Frigerio

Figurines: Franca Squarciapino

Iluminación: Vinicio Cheli

Dirección del coro: Andrés Máspero

REPARTO

Floria Tosca: Violeta Urmana/ Sondra Radvanovsky
Mario Carvaradossi: Marco Berti/ Jorge de Léon (sustituyendo a Marcello Giordani)
Baron Scarpia: Lado Ataneli/ George Gagnidze
Cesare Angelotti: Felipe Bou
El Sacristán: Valeriano Lanchas
Spoletta: Carlo Bosi
Sciarrone: Károly Szemerédy
Un carcelero/ Pastor: Francisco Santiago

Fecha de la representación a la que alude la crítica:

26/07/2011

 

SAN FRANCISCO DE ASÍS (SAINT FRANÇOIS D’ASSISE), seis horas con Messiaen

CRÍTICA

Lo siento mucho. La ópera contemporánea (por lo menos ésta), no me llega. Seguramente si fuese músico o especialista en el tema estaría ahora mismo diciendo que este San Francisco de Asís del compositor Olivier Messiaen ha sido uno de los más grandes acontecimientos de la temporada en nuestro país. Pero no puedo decir lo mismo. Y es una pena, de verdad, porque me gustaría. Además hay que reconocer que, a pesar de permanecer seis horas en el Madrid Arena, donde se desarrolla el espectáculo (con dos descansos, uno de media hora y otro de una), no se hace tan largo como podría parecer (sobre todo a unos cuantos espectadores, bastantes en realidad, que huyeron aprovechando los sucesivos descansos).

Y también hay que destacar que la famosa cúpula de 22 toneladas, base de la puesta en escena, que va cambiando suavemente de color a lo largo de la representación, es espectacular. Hacia el segundo acto se echa de menos que no la aprovecharan un poco más, pero en el último acto es tan hipnótica que se olvida lo anterior. Además impresiona ver a los 130 músicos y 120 integrantes del coro en escena. Aunque luego en sí los personajes que aparecen interactuando no sean más de siete, que van desfilando por una pasarela elevada que se ha construido alrededor de la cúpula, y con muy pocos elementos en escena, apenas un banco y una gran jaula con palomas blancas (reales) en su interior.

Lo que que resulta algo más pesado y lastrante es el estatismo de toda la puesta en escena. Como idea parece fantástica y va muy acorde con el tema, pero simplemente creo que no llega a funcionar. Los movimientos, todo, es tal vez demasiado lento (a Robert Wilson le funciona, pero que hay que saber muy bien cómo hacerlo porque son puestas en escena arriesgadas).

Aunque sí hay momentos muy interesantes y de gran belleza, algunos que incluso llegan a emocionar. Entre ellos cabría destacar la escena del leproso, que contiene la puesta en escena más interesante de toda la representación, con un hombre envuelto de negro, la sombra de la lepra que arrastra al enfermo con él, con una coreografía muy efectiva. Todas las apariciones del ángel, una Camila Tilling salida de otro mundo, son asimismo bellísimas y la voz de esta cantante, la única mujer del reparto, es simplemente espectacular. Y por destacar un momento de coro: el tercer acto, muy potente (que además acaba por ser el mejor acto).

Pero en conjunto esa trascendencia que pretende el autor con esta obra yo no la consigo tocar. Y es una pena. Hay que señalar que a los responsables de este espectáculo les ha costado horas y horas de estudio el conseguir llegara a la esencia de esta ópera, con lo cual es difícil que lo consiga un espectador que la oye por primera vez. Yo personalmente no he entrado. Me resulta una partitura demasiado agresiva en su conjunto (y es la forma de composición, evidentemente no el tema). Un poco, y salvando las distancias, dios me perdone, un poco como digo tipo susto de película de terror. Como cuando meten de sorpresa una subida en la música y aparece el asesino, que pegan ahí un subidón de música tremendo para que grites. Pues así seis horas.

Son estos cambios de ritmo en la música lo que hace que no me emocione. Es un tipo de composición nada melódica. Por no hablar de que si yo hubiera tenido una aparición divina como la que tiene San Francisco de Asís aquí, había salido corriendo. Porque el ángel es, simplemente y llanamente, hermosísimo, pero cuando el coro canta, como si de la voz de dios se tratase, parece el apocalipsis (por cómo y también por lo que le dice al santo). Desde luego, aunque quiera ser lo contrario, a mí no me da una idea nada tranquilizadora de la religión. Como digo, se me hace todo muy agresivo y ténebre. Eso sí, el final, apoteósico, con San Francisco en el escenario y la cúpula cada vez de un color más claro, es una belleza también.

El caso, que nos encontramos ante un espectáculo que yo denominaría duro, y sólo apto para aquellos quienes sepan a lo que van. Tal vez mi fallo ha sido no estudiar antes en condiciones, escuchándola bien, la ópera. Con lo cual éste es un experimento que a mí (y sospecho que a unos cuantos poseedores de abonos de temporada operística que les han hecho salir de excursión teniéndose que trasladar fuera del Teatro Real, lo que no creo que les haya hecho mucha gracia), no me ha llegado a convencer. Pero eso no quita que alabe al señor Mortier por intentar nuevos caminos dentro del Real..

Nota Importante: si van a ir a ver el espectáculo, mucho cuidado con el tema de la localización de las butacas y los sobretítulos, porque a mí me pareció desastroso. Afirmaría que hay puntos ciegos (y no estoy hablando de los de visión reducida de siempre) donde es imposible leer los sobretítulos de ningún lado. No sé por qué, pero no hay pantalla justo encima ni debajo del escenario, con lo cual, dependiendo de donde se esté situado, se puede tener suerte o no, siendo francamente incómodo tener que estar girando continuamente la cabeza para poder leer. Como me pasó a mí (aunque no sea algo exagerado, pero ya te distrae más de lo necesario de la acción). Y yo no estaba en mala zona. Avisados están.

Foto: Javier del Real

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Saint François d’Assise (San Francisco de Asís)
Olivier Messiaen (1908 – 1992)
Ópera en tres actos y ocho escenas
Libreto del compositor
Estreno en España en versión escénica

Representaciones en Madrid Arena
Estrenada en la Opéra de Paris el 28 de noviembre de 1983
Coro Titular del Teatro Real y Coro de la Generalitat Valenciana
SWR Sinfonieorchester Baden-Baden-Freiburg
Dirección musical: Sylvain Cambreling

Dirección musical: Sylvain Cambreling
Instalación: Emllla Kabakov
Instalación: IIya Kabakov
Disposición escénica: Giuseppe Frigeni
Figurines: Robby Duiveman
Iluminación: Jean Kalman
Dirección del coro: Andrés Máspero y Francesc Perales

El ángel: Camila Tilling
Saint François: Alexander Marco-Buhrmester (6 jul, 8 jul, 1 1 jul, 13 jul)
Vicent Le Texier (10 jul)
El leproso: Michael König
Frère Léon: Wiard Witholt
Frère Massée: Tom Randle
Frère ÉlIie: Gerhard Siegel
Frère Bernard: Victor von Halem
Frère Sylvestre: Vladimir Kapshuk

Duración aproximada:

Acto I: 1 hora y 10 min.

Pausa de 30 min.

Acto II: 1 hora y 55 min.

Pausa de 1 hora

Acto III: 1 hora y 10 min.

Temporada de ópera del Teatro Real.

Recinto: Madrid Arena

Fecha de la representación a la que alude la crítica:

06/07/2011