LOS MISERABLES, MÁS QUE UN MUSICAL UNA LEYENDA, la transformación de una obra maestra

CRÍTICA

Impresionante. Hay que reconocer que Los Miserables es un musical que se merece toda la fama que tiene en cuanto a puesta en escena y calidad musical. Lo que pasa es que yo tengo un problema, bastante importante por otro lado. Y es que si se ha leído la grandísima (en todos los sentidos) novela de Victor Hugo, es poco menos que un sacrilegio transformar los dos tomos de esta obra maestra de la literatura en un musical de dos horas y media.

Es un problema que me costó el primer visionado de este musical, en el que no entré de ninguna de las maneras ya que, entre otras cosas, la parte que me parece más interesante de la novela y la clave para el cambio del personaje de Jean Valjean, se la ventilan en el prólogo de la obra. Lo mismo me pasa con Fantine, que aparece en tres canciones, y sucede tres cuartos de lo mismo. La historia transcurre a una velocidad de vértigo (aunque paradójicamente en algunos momentos concretos se haga algo pesado), con lo cual es algo difícil sumergirse e identificarse con la trayectoria vital de estos personajes. La segunda parte es mejor en este aspecto ya que se para y centra en las revueltas y el triángulo amoroso Cosette-Marius-Eponine. Hay que reconocer también la dificultad de cualquier adaptación de estas características.

Pero como decía, gracias a asistir por segunda vez al espectáculo, y una vez ya sabiendo a lo que me atenía, hay que reconocer que éste es uno de esos musicales «bigger than life», lleno de momentos espectaculares y otros realmente bellos con melodías que se quedan en la cabeza durante varios días. Sin duda algo que merece la pena ver.

Yo no he visto la versión anterior del montaje, pero desde luego, ésta del 25 aniversario, en cuanto a escenografía, iluminación y puesta en escena funciona muy bien, integrando dibujos del mismo Victor Hugo como fondos proyectados de cada escena. Muy curioso en este aspecto el recorrido de los personajes por las cloacas de París. En general se opta por un tono oscuro que apoya el dramatismo de la historia, sin estridencias. Lo decorados se decantan por unos tonos grisáceos y marrones con mucha madera que además favorecen un ambiente en cierto modo íntimo a pesar de lo espectacular de los cambios de escena que por otra parte suceden de forma enormemente fluida gracias a multitud de estructuras móviles.

Y por destacar algunos momentos, podríamos hablar de la famosísima canción que canta Fantine, uno de los hits musicales de todos los tiempos, «Soñé una vida» (realmente bello y muy bien cantado en interpretado, con la actriz Virginia Carmona sola en el escenario) o el cierre antes del descanso, «Sale el sol», con casi todos los personajes en escena, tal vez el momento musical más espectacular de la representación. Muy emotivo también es «La canción del café – Sillas y mesas vacías», que juega con la intimidad que siempre aportan las velas. A nivel de efectos cabría destacar el último momento de Javert en el puente, realmente sorprendente.

En cuanto a los intérpretes, impecables, con especial atención a los protagonistas Ignasi Vidal y Gerónimo Rauch (de los que ya pudimos disfrutar en la magnífica versión de Jesucristo Superstar que pasó también por el Lope de Vega), Virginia Carmona como Fantine y Lydia Fairen como Eponine.

Como ya he comentado antes, el único problema de este Los Miserables es la banalización de una obra maestra de la literatura. En cuanto al resto, hay que reconocer que es impresionante. Con lo cual si se va a ver la representación, y se puede apartar de la mente la obra de Victor Hugo, se disfrutará. Y mucho.

Es un musical, al fin y al cabo. Con sus defectos y sus virtudes.

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

Stage Entertainment España

“LOS MISERABLES, MÁS QUE UN MUSICAL, UNA LEYENDA”

Ficha técnica y artística:

Novela original: Víctor Hugo (1802-1885) / Música: Claude-Michel Shönberg / Letra: Herbert Kretzmer / Texto: Alain Boublil y Jean-Marc Natel / Material adicional: James Fenton / Traducción española: Albert Mas Griera / Producción original adaptada: Trevor Nunn y John Caird / Orquestación original: Jhon Cameron / Nueva orquestación: Chris Jahnke / Orquestación adicional: Stephen Brooker / Coreógrafo: Michael Ashcroft / Proyecciones: Fifty-Nine Productions / Vestuario adicional: Christine Rowland / Sonido: Mick Potter / Iluminación: Paule Constable / Diseño de vestuario: Andreane Neofitou / Diseño de escenografía: Matt Kinley / Dirección: Laurence Connor y James Powell / Productores para España: Joop Van Den Ende y Julia Gómez Cora.

Reparto:

Jean Valjean: Gerónimo Rauch / Javert: Ignasi Vidal /Thenardier: Enrique del Portal / Marius: Guido Balzaretti /Eponine: Lydia Fairen / Fantine: Virginia Carmona / Mne Thenardier: Eva Diago / Enjolras: Daniel Diges / Cosette:Talia del Val / Capataz, Brujón: Víctor Díaz / Montparnasse, Bamatabois: Paco Arrojo / Obispo, Combeferre: David Ordinas / Grantaire: Carlos Solano / Claquesosus: Álvaro Puertas / Babet: Alberto Aliaga / Feuilly: Guillermo Sabariegos / Joly: Edgar Martínez / Prouvaire: Diego Rodríguez / Legles: Marcos Pérez / Courfreyac: David Velardo / Trabajadora: Ruth Calvo / Madame: Adriana Vaquero / Señoras mayores: Malia Conde, Silvia Luchetti /Prostitutas: Elena Medina, Raquel Arcos, Xenia García, Ana San Martín / Capitán de baile: Ángel Saavedra / Swings:Lourdes Fabres, María José Lucas, Gonzalo Alcain, Santiago Cano / Gavroche: Blas Valverde, Manuel Ríos, Gaby del Castillo / Cosette niña: Catalina Smith, Naima Barroso, Noa Bodelo / Eponine niña: Elisa Komar, Chiruca Báez, Paula Coria.

TEATRO LOPE DE VEGA

Fecha de la representación a la que alude la crítica:

25/06/2011

NADIE LO QUIERE CREER, LA PATRIA DE LOS ESPECTROS, la mística del esperpento

Foto: Víctor Iglesias

CRÍTICA

Asistir a una representación de La Zaranda es un rito. Este grupo de teatro es un punto y aparte dentro del panorama teatral español y sus más de 30 años de experiencia a sus espaldas y el reciente Premio Nacional de Teatro lo demuestran. Pero no le hacen falta premios a La Zaranda para demostrar lo que son, como ya saben sus fieles, aquellos que asisten a obra tras obra suya que se estrena. Y mí me gustaría contarme entre uno de ellos (con alguna pequeña falta, eso sí) desde que pude asistir a aquel ceremonial existencial llamado «Cuando la vida eterna se acabe» (uno de los mejores títulos para cualquier obra artística que puedo recordar) en el desaparecido teatro Olimpia de Lavapiés (ahora Teatro Valle-Inclán).

Esta Patria de los Espectros es una mansión antigua, desvencijada y desvalijada, en la que conviven una anciana manca a punto de morir y sus dos acompañantes: su sirvienta de toda la vida y un pariente lejano de la familia que no se sabe muy bien si es un primo, un aprovechado o qué exactamente… Ambos se mantienen al lado de la vieja con el único interés de conseguir la herencia.

Los tres personajes son interpretados por tres pedazo de actores (hombres todos): Gaspar Campuzano, Francisco Sánchez y Enrique Bustos. La caracterización de cada uno de ellos, exageradísima, llena de tics (el primo con su negación continua de cabeza, la sirvienta con el tembleque en las manos…) y con ese acento andaluz y sus modismos y quejíos, es simplemente espectacular. Te mete de lleno en ese ambiente que sólo los de la Zaranda saben crear: un mundo oscuro, pesado y ligero a la vez, en el que la carcajada da lugar a la reflexión, siempre con algo detrás del absurdo y de la aparente banalidad de los sucesos que se nos presentan. Una atmósfera de lugar cerrado desde hace tiempo en el que no entra el sol y en el que los personajes no pueden más que girar sobre sí mismos y atacarse en una danza desesperada.

Lo más interesante de sus representaciones es la cantidad de simbolismos que se encuentran a lo largo del transcurso de la obra presente sobre todo en los objetos, como esa caja de reloj que proponen como ataúd para la vieja («¡Si ahí no quepo!» dice cuando se lo enseñan, replicando el primo: «No se preocupe, que al principio no, pero verá como con el paso del tiempo seguro le sobra espacio»). Unos objetos escasos pero cargados de significado en escena, donde nada sobra y nada falta. La escenografía, consistente básicamente en cuatro sillas, otros tantos ventiladores de pie, la caja del reloj y un pavo real disecado símbolo del antiguo esplendor de la familia, se va transformando mientras los actores actúan sobre ella, moviendo los elementos y colocando sábanas sobre ellos. Así el espacio y sus accesorio se convertirán la cama de la habitación de la anciana, un balcón al antiguamente esplendoroso jardín («donde no se ponía el sol»), etcétera etcétera. Da gusto ver cómo se puede hacer tantísimo con tan poco si se sabe hacer bien.

La ténebre iluminación y ambientación sonora acompañan a la perfección a estos personajes extremos en su delirio. Aunque hay que decir que, a pesar de este ambiente tan opresivo, la representación es tremendamente divertida en numerosos momentos, con un humor muy muy negro, eso sí, lleno de momentos esperpénticos, delirantes, en los que no paran de repetir lo mismo los personajes (que a pesar de que pueda parecer burdo o cansino con siguen que no lo sea en absoluto), y grandes frases que provocan la carcajada.

Eso es lo que hace grande a esta compañía. Que a través de la carcajada logran acceder a la trascendencia. La Zaranda siempre se encuentra en una búsqueda constante del sentido de la existencia del hombre, relacionándole con un pasado histórico que siempre pesa. Los textos de Eusebio Calonge son historias llenas de trasfondo en el que cada espectador debe sumergirse para salir con sus propias conclusiones. Atendiendo a este oficio teatral uno se siente parte de algo especial, muy, muy grande y sobre todo único y profundamente español (andaluz, para ser más exactos), por lo que nos tendríamos que sentir orgullosos de que esta gran compañía forme parte de nuestro panorama artístico.

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

NADIE LO QUIERE CREER

La patria de los espectros

De: Eusebio Calonge 

Dirección: Paco de La Zaranda 

LA ZARANDA

Intérpretes:

 Gaspar Campuzano, Francisco Sánchez, Enrique Bustos 

Músicos:  Banda Cimarrona Ascseri de Costa Rica,

Antonio Rodríguez de Hita. “O gloriosa Virginum”.

Iluminación:     Eusebio Calonge.

Coordinación de transportes  Eduardo Martínez 

Cartel y publicidad     Víctor Iglesias 

Taxidermia     lataxidermia.com 

Distribución    Producciones Teatrales Contemporáneas

Coproducción del Teatro de la Zaranda y el Festival Temporada Alta,

Festival de Tardor de Catalunya, Girona – Salt. Realizada en Andalucía la 

Baja, corriendo el año de Gracia 2010 y estrenada en el Teatre de Salt (Girona)

el 16 de octubre de 2010

Duración del espectáculo: 80 minutos 

TEATRO ESPAÑOL

Fecha de la representación a la que alude la crítica:

18/06/2011

SPIDER-MAN: TURN OFF THE DARK, el musical postmoderno

Photo by Jacob Cohl © Broadway.com

CRÍTICA / REVIEW

Ayer tuvo lugar en Nueva York el estreno oficial de Spider-Man, después de seis cambios de fecha, más de 180 representaciones previas, 75 millones de dólares, varios accidentes y el despido de su directora inicial. Muchas cosas para una sola obra.

Yo tuve la oportunidad de ver el montaje en marzo, cuando todavía se mantenían las previews de la función según imaginó Julie Taymor, la directora inicial y propulsora del proyecto, a quien decidieron despedir por esas fechas. Con lo cual las opiniones vertidas aquí harán referencia a este montaje, ya inexistente pero del que parece quedan elementos.

La verdad es que lo que yo vi en aquel momento en el Foxwood Theatre de Nueva York fue simplemente brutal.  Desmedido, demencial y megalómano, pero brutal. Lo más espectacular que he visto encima de un escenario.

Eso sí, si espectáculo es lo que se busca. Si se pide una historia, comprensible, en la que poder seguir a los personajes, eso ya es otro tema. La historia mezclaba demasiados elementos sin centrarse en ninguno y precisamente por ese lado atacaban todas las críticas negativas que ha tenido durante todo este tiempo: el caos argumental.

El guión mezclaba tal vez demasiados elementos, pero a Julie Taymor, también coguionista, se notaba que le interesaba básicamente una parte de la historia: la de Aracne y Spider-man. Una línea argumental inexistente en los comics, con personaje nuevo. Este personaje de la mitología griega, la primera mujer araña, aparece casi como el verdadero hilo conductor de la historia. En su deseo de evitar la soledad y conseguir que Peter Parker la acompañe para toda la eternidad, Aracne se mostraba como guía y a la par como némesis del protagonista. Aparecían también el Green Goblin y los Evil Six (seis malvados ataviados con un vestuario cada cual más exagerado, todo hay que decirlo), pero realmente sin peso dramático en la historia. La verdadera antagonista era Aracne, y ese arco argumental (si lo conseguías aislar del caos que lo rodeaba) resultaba bastante interesante en gran parte por lo oscuro pero a la par comprensible de los anhelos de ese personaje.

En cuanto al cast, la verdad es que me parecieron todos muy correctos, y algunos espectaculares, como por ejemplo el protagonista. Aunque tengo que hacer una aclaración, y es que el día de la representación a la que acudí no estaba el protagonista regular (Reeve Carney) sino el suplente (Matthew James Thomas). Y la verdad es que creo que fue una suerte. Ya que, según vídeos que he podido ver, James Thomas (el Peter Parker que pude ver) poseía una voz rasgada y un aspecto aniñado e indefenso muy atractivos, mientras Carney tiene una voz más limpia y look un poco chulesco. Con lo cual creo que la presencia del suplente beneficiaba (sin duda alguna, por lo menos a mi parecer) a la obra, gracias a la intensidad e identificación con el personaje que otorgaba este actor. Jennifer Damiano como Mary Jane aportaba la dulzura y valentía necesarias, Patrick Page como el Duende Verde salía bastante bien parado y T.V. Carpio en el papel de Aracne suplía ciertas deficiencias dramáticas con un voz espectacular en las canciones que interpretaba, que llegaba a convertirse en hipnótica.

En cuanto a la música, compuesta por Bono y The Edge, del grupo U2, con un par de guitarras eléctricas prácticamente todo el tiempo en escena, resulta muy potente. En especial las más recurrentes y espectaculares “Rise above” y “Boy falls from the sky”. Todo con un toque rockero muy U2 (y yo tampoco es que sea muy fan del grupo irlandés), que hace todo bastante espectacular y poco «musical de Broadway» a la antigua usanza.

Capítulo aparte merece la puesta en escena y la escenografía (de george Tsypin), absolutamente espectaculares.  Con cambios de escenario cada pocos minutos, vuelos por el patio de butacas y acción por todos lados, era muy difícil no quedarse con la boca abiera en más de un momento. Los decorados tipo desplegables de cartón con referencias al mundo pop y del comic, con perspectivas imposibles, carreteras que se levantan, vistas desde lo alto del Chrysler building (con pequeñas luces en la pared del fondo del escenario, moviéndose como filas de coches…), el laboratorio hipnótico de Norman Osborn, la sede del periódico con esa coreografía de secretarias desplazándose con sus sillas con ruedas, las calles de Nueva York que van cambiando como páginas plegándose una y otra vez mientras Peter y Mary Jane siguen cada uno su camino hacia su casa cantando mientras caminan por unas cintas transportadoras… Hay una cantidad ingente de imágenes novedosas, pero a la vez construidas mediante elementos artesanales, que lo hacen más meritorio todavía.

Aunque en la segunda parte del espectáculo cambiaba el estilo y se abusaba tal vez de jugar con cinco pantallas gigantes verticales para crear los escenarios y presentar y mostrar las acciones de los “Evil Six”, unos malos como ya he dicho antes algo exagerados en su vestuario. Un vestuario, obra de Eiko Ishioka (responsable del magnífico vestuario de la película Drácula de Bram Stoker, por ejemplo), que en algunos momentos, como en éste, patina.

Sin embargo aunque en el musical había momentos algo ridículos, también hay momentos increíbles, como la presentación de Aracne, con las tejedoras, o su otra aparición detrás de paneles en los que el cielo estrellado se transforma en telas de araña, que hacen olvidar esos otros algo más prescindibles. Hay que reseñar que todos los cambios de escenario y coreografías aéreas eran tan complejas que en un momento tuvieron que parar la representación porque no habían enganchado el arnés al actor principal (lo raro es que no pasara más veces).

La parte mala es que la historia se quedaba muy difuminada. El Green Goblin tenía presencia la primera mitad del espectáculo, pero luego desaparecía y era sustituido por los seis villanos que de forma caótica eran presentados y después eliminados por Spider-Man. La historia de MJ y Peter Parker estaba ahí, pero casi tenías más ganas de que Spider-man acabara con Aracne que con Mary Jane. Asimismo la existencia de un coro de frikis de los cómics, que al principio narran la historia pero desaparecían al final misteriosamente, no ayudaba mucho.

Sin embargo y pese a todo, el resultado era tan demencial y megalómano, con referencias de todo tipo: a la cultura pop, a los comics, a la mitología, a la cultura popular… Pero también con cierto intento de llegar a algo más, con un interés desmedido por llegar a abarcar todo lo abarcable,  mezclándolo en una batidora inmensa y carísima. El objetivo era conseguir algo que no se hubiera conseguido nunca, y la verdad es que el objetivo para mí se conseguía, y este Spider-Man llegaba a ser algo nuevo por completo, en el cual la historia como tal, lineal, ya no es tan importante. Lo que tenías ante ti eran retazos, imágenes que tú tenías que montar. La evolución del musical. El musical posmoderno.

Pero la megalomanía e innovación tienen su precio. 65 millones de dólares. Y es un precio demasiado alto para que los productores vean a la gente salir del teatro sin que se haya enterado de nada. Necesitan un espectáculo que dure años y que puedan sacar de gira. Con lo cual tomaron una decisión drástica y despidieron a Julie Taymor, sin duda el corazón de este espectáculo, que, aunque desmedido, era suyo (como suyo es uno de los grandes éxitos de Broadway, El rey león).

Yo sin duda alguna habría recomendado a cualquiera que fuera a Nueva York que viera este espectáculo. Ahora, que ha cambiado de director (por Philip William McKinley, responsable de algunos espectáculos circenses de los Ringling Brothers, que son una horterada de tomo y lomo) (y lo digo con conocimiento de causa) y de guión, realizándose modificaciones en historia, canciones y puesta en escena, no estoy tan seguro. He leído que ha habido algunos cambios con los que estoy de acuerdo: el desarrollo de la relación de Peter Parker con sus tíos (excesivamente breve en el montaje original), así como una mayor presencia del Green Goblin y relación con los Evil Six, que antes aparecían un poco de repente  y ahora son esbirros de Osborne. También estoy de acuerdo con la eliminación del Geek Chorus, como le llamaban (los adolescentes frikis que comentaban desde un punto de vista completamente externo la acción pero que en algunos momentos mosqueaban interactuando con los personajes), aunque tal vez este grupo podía haber dado juego y riqueza enfocado de otra forma. Así como sospecho habrán eliminado el que sin duda era el número más ridículo y criticado: una canción entera de Aracne con un coro de arañas y ella misma con zapatos de tacón, celosa cantando que por qué las terrícolas pueden ponerse tacones y ellas no (ejem) y que por eso Spider-Man prefiere a Mary Jane.

Pero lo malo es que, aparte de este número (infame, aunque fantástico visto desde un punto de vista fetichista y kitsch), este personaje mitológico por lo visto ha sido recortado mucho más, quedando el algo anecdótico. De un personaje perturbador, erótico y malvado, pero a la vez muy desdichado, ha evolucionado (o involucionado) a una especie de hada madrina que vela por el protagonista (con lo cual se habrá eliminado uno de los climax de la obra, la lucha de Spider-Man contra Aracne en su red).

Eso, entre otras cosas, es lo que dice Ben Bratley, el crítico del New York Times, uno de los más agresivos contra el musical: “this singing comic book is no longer the ungodly, indecipherable mess it was in February. It’s just a bore.” (“Este comic cantado ya no es el tremendo, idescifrable lío que era en febrero. Ahora simplemente es un aburrimiento”). Por lo visto se ha trasformado en un historia lineal con personajes más definidos pero más normal también, aunque siga manteniendo gran parte de los elementos (estéticos al menos) del montaje original. Aunque Bratley dice que sólo mantiene un escaso parecido con el sueño enfebrecido que era. “The first time I saw the show, it was like watching the Hindenburg burn and crash” (“la primera vez que vi el espectáculo era como ver el Hindenburg arder y estrellarse”).

Ciertamente ésa tal vez era la sensación que tenías cuando salías del teatro. De algo muy grande, que no habías visto nunca: un caos que te sobrepasaba pero que por ello mismo era fascinante. Ahora parece que se ha transformado en algo más normal. Tal vez del Hinderburg estrellándose ha pasado a ser un globo de helio normal y corriente en un fiesta de cumpleaños. Una pena, la verdad. Y sobre todo una pena muy cara.

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

SPIDER-MAN: TURN OFF THE DARK

Music and lyrics by Bono and the Edge; book by Julie Taymor, Glen Berger and Roberto Aguirre-Sacasa; original direction by Ms. Taymor; creative consultant, Philip William McKinley; choreography and aerial choreography by Daniel Ezralow; additional choreography by Chase Brock; sets by George Tsypin; lighting by Donald Holder; costumes by Eiko Ishioka; sound by Jonathan Deans; projections by Kyle Cooper; masks by Ms. Taymor; hair design by Campbell Young Associates/Luc Verschueren; makeup design by Judy Chin; aerial design by Scott Rogers; aerial rigging design by Jaque Paquin; projection coordinator/additional content design by Howard Werner; arrangements and orchestrations by David Campbell; music supervisor, Teese Gohl; music producer, Paul Bogaev; music direction by Kimberly Grigsby; music coordinator, Antoine Silverman; vocal arrangements by Mr. Campbell, Mr. Gohl and Ms. Grigsby; additional arrangements/vocal arrangements by Dawn Kenny and Rori Coleman; production manager, Juniper Street Productions and M B Productions; general managers, Alan Wasser, Allan Williams and Aaron Lustbader; associate producer, Anne Tanaka; executive producers, Glenn Orsher, Stephen Howard, Martin McCallum and Adam Silberman. Presented by Michael Cohl and Jeremiah J. Harris, Land Line Productions, Hello Entertainment/David Garfinkle/Tony Adams, Sony Pictures Entertainment, Norton Herrick and Herrick Entertainment, Billy Rovzar and Fernando Rovzar, Stephen Bronfman, Jeffrey B. Hecktman, Omneity Entertainment/Richard G. Weinberg, James L. Nederlander, Terry Allen Kramer, S2BN Entertainment, Jam Theatricals, the Mayerson/Gould/Hauser/Tysoe Group, Patricia Lambrecht and Paul McGuinness, by arrangement with Marvel Entertainment. At the Foxwoods Theater, 213 West 42nd Street, Manhattan; (877) 250-2929, Running time: 2 hours 45 minutes.

WITH: Reeve Carney (Peter Parker/Spider-Man), Jennifer Damiano (Mary Jane Watson), T. V. Carpio (Arachne), Patrick Page (Norman Osborn/Green Goblin), Michael Mulheren (J. Jonah Jameson), Ken Marks (Uncle Ben/Buttons), Isabel Keating (Mrs. Gribrock/Aunt May/Maxie), Jeb Brown (M J’s Father/Stokes), Laura Beth Wells (Emily Osborn), Matt Caplan (Flash/Bud), Dwayne Clark (Boyle/Robertson) and Luther Creek (Kong/Travis).

Página web del musical:

http://spidermanonbroadway.marvel.com/

Fecha de la representación a la que alude la crítica:

16/03/2011

Photo by Jacob Cohl © Broadway.com

LAURIE ANDERSON, DELUSION

Foto: Rajav Segev

CRÍTICA

Irreal. Laurie Anderson te sumerge en un mundo de sonidos, instrumentos imposibles, samplers, dobles voces e historias profundas y ligeras a la par que crean una atmósfera hipnótica y completamente irreal.

Una pantalla que cubre el fondo del escenario, otra más pequeña doblada a la izquierda, una sábana extendida a la derecha y una especie de sofá cubierto por otra sábana en mitad del escenario acompañan a Anderson en su viaje con continuas proyecciones sobre sus blancas superficies. Dibujos frenéticos sobre una pizarra, gotas de lluvia, nieve, paisajes lunares…todo vale para crear este mundo irreal en el que nos introduce Anderson.

La que es considerada la artista multimedia más importante de nuestro medio nos regala un espectáculo consistente en 20 historias, unas susurradas, otras cantadas, unas con su voz, otras con una voz distorsionada, sobre la muerte, en general, la de su madre, la conquista espacial o la inutilidad del sistema político-económico actual (con referencia a los campados del 15m de la Puerta del Sol incluida) («veo que vuestros políticos son igual que los nuestros», dice en su espectáculo). ¿Es un concierto? No realmente. Es una performance. Aunque haya música continuamente. La música, bien tocada en su violín o lanzada al espacio sonoro a través de samplers, hilo conductor de la narración de Anderson. Un hilo muy fino, ya que hay que reconocer que es un espectáculo difícil de entrar en él y no apto para todos los gustos.

Sin embargo no se le puede negar a la mujer de Lou Reed que sigue manteniendo la capacidad de asombrar y en algunos momentos fascinar, tanto por su bellísima voz en la narración como cuando toca su violín o se transforma en su alter ego fantasmagórico, Fenway Bergamot.  O cuando nos cuenta la historia más personal de su espectáculo, en la que habla sobre un cura católico de Nueva York amigo del mundo bohemio al que le plantea una terrible cuestión: «Tengo un problema: mi madre se está muriendo, pero no la quiero».

En un momento de su espectáculo nos dice que un hombre muere tres veces: la primera cuando su corazón se para. La segunda cuando su cuerpo es enterrado o incinerado. Y la tercera, la última vez que alguien pronuncia su nombre. Una cosa es segura. Laurie Anderson va a tardar mucho en morir.

FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA

DELUSION

País:  Estados Unidos      Idioma: inglés (con sobretítulos en español)     Duración aproximada: 1 hora y 30 minutos (sin intermedio)

Un espectáculo de LAURIE ANDERSON

– ESTRENO EN ESPAÑA –

TEATROS DEL CANAL

Fecha de la representación a la que alude la crítica:

01/06/2011


CELTIC LEGENDS, sabor irlandés

Foto: All booking

CRÍTICA

Tengo que decir que iba con un poco de recelo a ver este espectáculo. Siempre me ha dado pereza este tipo de demostraciones enfocadas, por decirlo de alguna manera, a «guiris» (aunque en este caso los guiris seamos los españoles). Pero, la verdad sea dicha, este espectáculo se disfruta, si no esperas más de lo que es, y resulta muy entretenido.

En primer lugar hay que reconocer que el nivel de complejidad del baile de estos chicos (y digo chicos porque, si nos fijáramos sólo en la edad de los bailarines podría parecer que estamos asistiendo a una representación de instituto) (lo cual, todo hay que decirlo, impresiona más todavía) (¿cuándo empezaron a bailar estos chavales, con dos años?) es francamente sorprendente. Es increíble cómo pueden mover los pies así (porque, y en ello consiste el asunto, el resto del cuerpo moverse, lo que es moverse, más bien lo mueven poco). A pesar de su habilidad, la perspectiva de dos horas de baile igual da un poco de pereza, pero también hay música en directo interpretada por una banda de cinco músicos que consiguen evitar la monotonía insertando momentos musicales que jalonan el espectáculo (incluyendo bellas baladas irlandesas a cargo de uno de los miembros de la banda). Así que la variedad consigue evitar el aburrimiento que podría causar la monotonía de un espectáculo de esta clase.

Hay que decir que esta versión del espectáculo que podemos ver en el Häagen-Dazs Calderón de Madrid es una versión ligeramente reducida de la gira mundial ya que aquí sólo aparecen doce bailarines, cuatro chicos y seis chicas, más los dos solistas.

Aún así sigue mereciendo la pena si se tiene interés en este tipo de espectáculos. Es muy curioso ver la increíble velocidad que alcanzan y la compenetración que tienen. Y la música no está nada mal tampoco, todo lo contrario. Si se quiere un espectáculo ligero y animado, éste es perfecto, tanto que dan ganas de irse a tomar una Guinness nada más salir del teatro.

Teatro Häagen-Dazs Calderón

Fecha de la representacióna la que alude la crítica:

29/05/2011